ekaina 29, 2022

BISITA ARAMAIOKO IBARRERA. 1934


Duela zenbait urte idatzi nuen ondokoa, Urrezko Zeledonen blogean. Orain honetatik dakart ezagutaraztera, 1934an Aramaioren berri - eta zeharkaz Arrasaterena ere- eman zuen aldizkarian agertutakoa.

Gerardo Lopez de Guereñu Galarraga (Gasteiz 1904- Gasteiz 1992) etnografo arabarrak egundoko lana egin zuen herrialdeko ohitura zahar, historia eta  arte sakroko sustraien bila. Zorte handikoa izan nintzen, Gerardorekin harreman polita izan bainuen,  1996an bere biografia argitaratzeko bidea ireki zidana (1) Eta orduan nioen moduan, Gerardok Arabatik gutxien landu zuen lurraldea Aramaiokoa izan zen, arrazoi sinple batengatik: ez zuen euskara menderatzen eta ez zen gai behar bezalako ikerketa serioa egiteko. 
Gerardo Lopez de Guereñu Galarraga

Hala ere, eta gaur dakardan idazkia lekuko, Aramaioko bazterretaz maitemindua zegoen eta – mendigoizale trebea zenez gero, aukera zuen guztietan haietatik txangoren bat egitera abiatzen zen, oinez, bizikletaz edo kotxez – oraingoan ikusiko dugun bezala. Bartzelonako “Algo” aldizkariaren 251. zenbakian publikatu zuen Gerardok 1934ko ekainean, “Visita al Valle de Aramayona” tituluarekin: 

Gerardo López de Guereñu (1904-1992. Vitoria-Gasteiz) está considerado como el patriarca de la etnografía alavesa. A lo largo de su vida realizó una labor importantísima en busca de elementos históricos, usos y costumbres tradicionales, arte sacro, etc. Revisó una y otra vez archivos de entidades administrativas  locales alavesas y eclesiásticos. Fotografió todo aquello que creyó oportuno fijarlo para su conocimiento en el momento y en generaciones venideras. Y nos dejó un legado impresionante de libros y publicaciones, auténticos referentes de la realidad histórica del territorio. 

Tuve la gran suerte de conocer y tratar a Gerardo; y ello propició que se me pidiera por parte de Eusko Ikaskuntza que escribiera su biografía (1), cosa que hice en 1996. Por eso puedo decir que en su vasta labor de investigación al etnógrafo gasteiztarra le faltó un área geográfica para él entrañable, pero a la vez inescrutable, por desconocer el idioma local: Aramaio. Aprovechaba cualquier oportunidad que se le brindara para hollar las cumbres de los montes aramaiotarras, pero – fundamentalmente en cuanto al estudio etnográfico- prefirió quedarse al margen, siendo consciente de sus limitaciones. Ello le honra.

Lo dicho anteriormente no quita para que López de Guereñu Galarraga no escribiera acerca del citado valle alavés, como lo demuestra el reportaje que publicó en junio de 1934 en el número 251 de la revista catalana “Algo”, bajo el título “Visita al Valle de Aramayona”, si bien aprovecha el viaje hasta aquella población para describir también otras localidades del camino recorrido. Transcribo el escrito en su totalidad, con las fotografías sacadas por él mismo.

“Al norte de Vitoria, y en la unión de las tres provincias vascas de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, se encuentra el valle de Aramayona, precioso lugar limitado por las peñas de Aranguio y Etxagüen, al poniente; la renombrada peña de Amboto, escenario de gran número de leyendas, por el norte; y el resto por montes algo más bajos donde se asientan algunos de los pueblecillos que componen este antiguo condado, y que reciben el nombre peculiar de anteiglesias.

Lo corto del camino – setenta quilómetros en total- y los distintos y bellos parajes que atraviesa la carretera hacen esta excursión sumamente agradable. Después de comer y aunque la temperatura calurosa y las nubes que comienzas a aparecer presagian tormenta, salimos por la carretera de San Sebastián, animada a estas horas por multitud de vitorianos que, con sus cestos de merienda, se dirigen a los alrededores de la capital a disfrutar de la frescura que resulta deliciosa por contraste con el ambiente sofocante de la ciudad. 
 
Duranako zubia
Dejamos atrás Betoño, con su campo de Barrachi, donde Napoleón, a su entrada en España, condecoró a sus soldados por las campañas de Alemania, y donde su hermano José, ironías del destino, tuvo que abandonar sus papeles al verse perseguido después de la batalla de Vitoria; y en seguida llegamos a Durana, con su histórico puente sobre el  Zadorra, donde el conde de Salvatierra, con los comuneros alaveses, fue derrotado en 1521, cayendo prisionero su mejor capitán Baraona, el cual fue decapitado en Vitoria. El Zadorra acompaña a la carretera en gran parte de su recorrido, haciéndolo sumamente pintoresco, y juntos atraviesan Mendíbil; después Arroyabe, con su esbelta iglesia enclavada en una altura que domina el pueblo y campos vecinos, y , por fin, a los pies de Ullibarri-Gamboa, la carretera atraviesa  el rio que queda a la derecha en el extenso valle de Gamboa.

Los campos, que principalmente estaban sembrados de cereales, a partir de este pueblo cambian completamente de aspecto, así como las viviendas, pues ya empiezan a aparecer los diseminados caseríos típicos de esta región vasca. A poco de pasar por la estación de Landa, en el ferrocarril Vasco-Navarro, penetramos en la provincia de Guipúzcoa, que en el alto de Arlabán tiene establecido el puesto de miqueletes. La carretera empieza a bajar, se encuentran numerosas revueltas, y el paisaje asombra por su grandeza. A la derecha van quedando numerosos caseríos escondidos entre poblados montes de castaños y robles, mientras que a la izquierda , en una profunda depresión, se halla Salinas de Léniz, que conserva una artística puerta de entrada a la villa y una hermosa fuente. Como su nombre ya indica, en este valle existen varios e importantes manantiales salinos, de donde, por procedimientos modernos, elaboran sal fina para la mesa que, con distintas marcas, es muy apreciada en el mercado. 
 
Leintz Gatzaga, eta lehen planoan Dorleta
Unos quilómetros más y llegamos a Escoriaza, pasamos por los baños de Aretxabaleta y por el pueblo del mismo nombre, para presentarnos en seguida en la industriosa Mondragón, donde sin entrar en ella, dejamos la carretera de San Sebastián y tomamos un ramal a la izquierda, que nos lleva en poco tiempo, atravesando el pueblo guipuzcoano de Garagarza, al antiguo balneario de Santa Águeda, donde fue asesinado el ilustre político Cánovas del Castillo, y que hoy en día se encuentra transformado en manicomio, desgraciadamente muy concurrido. 

La principal producción de esta zona, así como la del valle de Aramayona, es la del maíz. Se recogen también manzanas y castañas en abundancia; hay plantaciones de mimbre para fabricar muebles, y en sus montes gran cantidad de ganados, teniendo fama su raza vacuna que ha merecido entusiastas elogios de todos cuantos la conocen. También se encuentran numerosos pinares que, para repoblar los montes, van plantando las diputaciones vascongadas. 
 
Zarugaldeko arkua
La carretera corre ahora por un barranco sumamente estrecho, encajonado entre altos y poblados montes, dejando el sitio justo para el río Aramayona, que naciendo en este valle, va a desembocar al Deva que pasa por Mondragón. Numerosos molinos, que aprovechan el desnivel existente para producir energía eléctrica, se suceden en este recorrido hasta que el paisaje se ensancha al aparecer Ibarra, que es la capital del valle y el poblado más importante de él. El pueblo está formado por una calle principal que conduce a la plaza, donde se encuentra la Casa Consistorial, con bonitos arcos y grandes balcones, y donde según la historia, estuvo preso el Cura Santa Cruz, cabecilla carlista que, aprovechando una distracción de los centinelas, se descolgó por un balcón a la calle y estuvo varias horas sumergido en el vecino rio para poder burlar la persecución de los liberales. Hoy se encuentra esta plaza sumamente animada, pues aprovechando la festividad, numerosos vecinos de las anteiglesias y caseríos cercanos han bajado a Ibarra. Por todas partes de oye hablar el éuzkera, pues en esta región alavesa se conserva en toda su pureza la antigua lengua vasca.

Aramaioko udaletxea
A poco de atravesar Ibarra, a nuestra izquierda, en un alto, aparecen Barajuen, tristemente célebre en este valle, durante los tiempos del feudalismo, porque en sus inmediaciones se alzó la torre-castillo de los Múxicas que, aprovechándose de la anarquía reinante en aquellos tiempos, cometieron todo tipo de tropelías, hasta el extremos de exigir a los habitantes del valle la entrega de las mujeres más bella que el capricho del conde señalara. En tiempo de los Reyes Católicos, Aramayona, que siempre había protestado de estos atropellos, consiguió el envío de un juez que acabó con tales abusos. 

      La carretera serpentea ahora entre maizales y castaños, existiendo también numerosos prados para pastos. A la derecha queda Uribarri, con su esbelta torre y numerosos caseríos que animan el paisaje. Ya cerca de Cruceta se divisa a nuestros pies todo el valle dominado por la ingente mole del Amboto, que empieza a coronarse de nubes traídas por la tormenta que ya se
Aramaioko ibarra, eta hondoan Anboto
anuncia amenazadora. Echamos una última ojeada a la riente y florida hermandad de Aramayona, con pena de no poder disfrutar más tiempo de su incomparable belleza, y volvemos al coche, pues ya empiezan a caer las primeras gotas de lluvia. A poco y antes de llegar a Villarreal, la antigua Legutiano, el chaparrón se generaliza y atravesamos esta pintoresca villa en medio de una tromba de agua que no cesa en todo el camino hasta nuestra entrada en Vitoria. 

    

   
     
    (1)    “Gerardo Lopez de Guereñu Galarraga” (Josemari Velez de Mendizabal. 1996. Manuel Lekuona Saria. Eusko Ikaskuntza)

    URREZKO ZELEDONEN BLOGA
         http://celedonesoro.blogspot.com/2019/02/visita-al-valle-de-aramayona-bisita.html


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