azaroa 05, 2025

AZKOAGAKO APAIZAREN TESTAMENTUA. 1855

Azkoagako parrokia

Gaurko ekarpenean Aramaion idatzitako dokumentu baten transkripzioa egin nahi dut. Konkretuki, Azkoagako apaizak bere testamenturako borondateak prestatu zituen eta baita horiek Aramaioko Eskribauari diktatu ere, indar ofiziala izan zezan. Eta horixe da idazkia. Julian Domingo Etxebarria Aramaioko Notarioak, 1855eko urriaren 10ean testamentua egin zion Azkoagako apaizari. Idazki ofizial horrek bere interesa du, Aramaioko eliz-egituraren ideia txiki bat ematen baitigu. Ehun eta hirurogeita hamar urte eman dira ordudanik eta gizarteak aldatu egin dira, errotik. 

“En el nombre de Dios Todopoderoso, amén. Sepan cuantos vieren esta Escritura de testamento última y final voluntad, vieren cómo yo Don Nicolás de Lasaga, Presbítero, Cura y Beneficiado de la Ante Iglesia de Azcoaga, jurisdicción de este valle de Aramayona, hijo legítimo de Don Pablo de Lasaga y Doña Margarita de Bengoa vecina que fue, y lo es aquél de este citado valle, hallándome con salud, pero temeroso de la muerte que es cosa natural y por la Divina Clemencia, en mi sano juicio, entendimiento conforme, constante la voluntad y en disposición tal de mis potencias y sentidos, que según parece a los infrascritos Escribano y testigos, indubitadamente, puedo disponer de mis bienes, causando mi final voluntad, de cuya aserción da fe el presente Escribano, creyendo como creo y venero firmemente el Altísimo Sacrosanto Misterio de la Beatísima Trinidad, que son Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas realmente distintas y un solo Dios verdadero, remunerador de los buenos y castigador de los malos, en el de la Encarnación, Nacimiento, Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, juicio universal y en todos los demás Misterios y Sacramentos que tiene, enseña y confiesa Nuestra Madre la Iglesia Católica Apostólica Romana, en cuya verdadera fe y creencia he vivido y proyecto vivir y morir, como católico fiel cristiano, tomando por mi intercesora a la siempre Virgen Inmaculada Reina de los Angeles, María Santísima Madre de Dios y de los pecadores, Santo Angel de la Guarda y a la de mi nombre San Nicolás, Santa Teresa de Jesús, San Miguel, San José, San Joaquín, Santa Ana, San Juan Bautista, San Sebastián, San Alfonso Segovia, y demás a mi devoción, con todos los santos de la Corte Celestial, en cuyo patrocinio y por los méritos infinitos de la preciosa vida, pasión y muerte de Nuestro Señor y Redentor Jesucristo espero conseguir la remisión de mis pecados, deseando dejar aclaradas las cosas temporales para evitar cuestiones después de mi fallecimiento, otorgo que hago y ordeno mi testamento final voluntad de la forma siguiente…” 

Punturik gabeko  aurrekoaren irakurketan irakurlea honaino heldu bada, ez du meritu gutxi, ez alajaina! Horrenbeste santuren bitartekotza dela medio, Nokolas Lasagak ez bazuen azken helburua lortu, serio pentsatzekoa da, bai horixe. Sarrera barroko mistiko horren ondoren Azkoagako apaizak segitu zuen bere testamentuarekin: 

“Primeramente encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor, que la crió y redimió con el inestimable  precio de su Sangre, y el cuerpo de la tierra de que fue formado, el cal hecho cadáver se amortajará con las insignias correspondientes a sacerdote, y sepultado en la Iglesia Parroquial de la referida Ante Iglesia de Azcoaga, si las Leyes no lo impidieran, y en defecto en el cementerio de la misma, en la sepultura que se asigne para los de mi carácter.

Item es mi voluntad que al sacerdote que se hallare auxiliándome en la hora de la Muerte se le contribuya con un duro de veinte reales de vellón por una vez, y en caso de no haber sacerdote y si algunas otras personas cuidándome e invocando los dulces nombres de Jesús y María Santísima, se repartan los veinte reales entre dichas personas por mis testamentarios. 


Item mando se den doce reales a la persona que se designare para amortajar mi cuerpo después de que sea cadáver, y que con igual cantidad, un azumbre de vino y dos libras de pan se contribuya a las personas que enterrarán mi cuerpo, en recompensa del trabajo que tendrán en ello.

Item mando y es mi voluntad se hagan mi entierro, honras y demás funciones fúnebres en sufragio de mi alma, acostumbradas a personas de mi clase con todo el Ilustre Cabildo Eclesiástico de mi valle.
Item mando a la Casa Santa de Jerusalém, redención de cautivos, por una vez la limosna de dos reales, con lo que excluyo de todo otro derecho a mis bienes. 

Item es mi voluntad de que en la Iglesia Parroquial de la mencionada Ante Iglesia de Azcoaga se celebren en sufragio de mi alma, después de mi fallecimiento, las treinta misas llamadas de San Gregorio, de estipendio de seis reales cada una, y que en las ocho Iglesias Parroquiales de este valle de las que se compone el Cabildo Eclesiástico se celebre en cada una dos misas rezadas a estipendio de cinco reales, y es mi voluntad se pague de mis bienes si apareciere alguna deuda mía, que sea cierta y verdadera.

Item es mi voluntad que si entre mis papeles o en poder de persona a quien le confiase, se hallase una memoria firmada o escrita de mi puño y letra, que contenga mandas, aclaraciones u otras cosas concernientes a mi última voluntad, quiero y ordeno que se estime y tenga por parte integrante al presente testamento, llevándose a cumplido efecto cuanto ordenase en dicha memoria, por ser así mi voluntad y quiero que a luego de mi defunción se protocolice en forma. 

Item, del remanente que quedare de todo mis bienes, así raíces como muebles, derechos, acciones habidos y por haber, sea cumplido y pagado cuanto llevo ordenado en este testamento, y lo que ordenaré en la memoria de que llevo hecho mérito. Nombro por mi único y universal heredero a María Josefa de Lasaga mi hermana legítima, que en estado de soltería vive en mi compañía,  y en falta de esta por su fallecimiento, a Don José Miguel de Lasaga, también mi hermano, Presbítero, Cura y Beneficiado de la Ante Iglesia de Aréjola de esta jurisdicción, y en falta de éste por haber también fallecido a Don Pedro Pablo de Lasaga, mi sobrino vecino de este mismo valle.
Azkoaga auzoa lehen lerroan

Y para cumplir todo lo que comprende este testamento, y de lo que contuviese la memoria de que he hecho mérito, nombro por mis albaceas y testamentarios al antes relatado mi hermano Don José Miguel de Lasaga y a Don Esteban de Iturracoa, Presbítero Beneficiado en la villa de Ochandiano, a los dos juntos e in solidum, y en falta de ambos a Don Pedro Ruiz de Ferraz Presbítero Beneficiado de la Parroquia de San Martín de Ibarra, Don Francisco de Garaizabal Presbítero, cura servidor en la Ante Iglesia de Uncella, y el antes citado sobrino Don Pedro Pablo de Lasaga. 

Y así lo otorgo en Ibarra de este valle de Aramayona en fe del infraescrito escribano de número de él, a diez de octubre de mil ochocientos y cincuenta y cinco, siendo testigos Don Atanasio y Don Telesforo Echavarría y Don Juan Bautista de Luco, vecinos de este dicho valle… 

Testamentuari Nikolas Lasagak egindako memoria gehitzerik balitz, askoz ideia garbiagoa izango genuke apaiz eta onuradun haien lurreko ondasunen gain. Tamalez, ez da posible hura eskuratzerik izan. Diodan, idazkiño hau amaitzeko, Nikolas Lasaga Bengoa (ama jaiotzez Arriolabengoa zen, baina Arriola galdu zuen) 1799ko urriaren 15ean jaio zela Azkoagan, eta bertan hil zen 1871ko abenduaren 13an.

Argazkiak: JMVM

urria 28, 2025

ARRASATE-ARAMAIO MENDITIK. IBILALDI GIDATU BAT 1894an


Ibilaldi eta bisita gidatuak ez dira gaur egunekoak, jakina. Txoko honetan azaldu nahi dudana ere ez zen maila horretan sartzen baina ondoko abenturako protagonista bati esker, egiten zaigun deskribapenak eramangarriago bilakatzen du Arrasatetik Aramaioko Krutzeta gainerainoko joan etorria. Miguel Madinabeitiari nagokio, noski, eta bere eskutik eramango gaitu, goizeko 10´30etan hasi eta – mahai baten inguruan-  gaueko 11etan amaitu zen martxan zehar.  “La Voz de Guipuzcoa” egunkariaren 1894ko urriaren 25ean publikatu zioten, lehen orrialdean, ondoko idazki luzea.

San Adrian baseliza

La fuente de San Adrián. Entre no escribir nada por falta de asuntos de interés local, como aquí sucede, a escribir algo que, aunque carezca de ese interés no agravia al público y estimula mis aficiones, he optado por el segundo de estos extremos, con la esperanza de que Vd., señor director, será ahora más indulgente que lo sería, acaso, en plena época veraniega. Y sin más preámbulos para no alargar, entro en la materia.

Allá en los comienzos de la última guerra civil, regresando de Vitoria por los altos de Cruceta, se ofreció a mi vista el panorama más encantador. De frente una espaciosa rampa matizada de flores y finísima yerba, de donde se divisaban las pintorescas montañas que dividen a Alava de Guipúzcoa; a la derecha veía Salinas, Escoriaza y la carretera general, y a la izquierda el frondoso valle de de Aramayona, cuyo era el terreno que estaba pisando, y a mi lado una pequeña colina en cuya cúspide se alza la solitaria ermita de San Adrián, y a su pie un peñasco rojizo que al pronto me pareció alguna ropa colorada que había quedado allí olvidada. Al acercarme al sitio fue agradable mi sorpresa de encontrarme en una fuente de fresca y cristalina agua ferruginosa, donde apagué mi sed y me propuse volver algún día expresamente a visitarla” 

Jesus Mari Elejalderen "Ermitas y caminos del Valle de Aramaiona" liburuan irakur daitekeenez, aurreko garaietako aramaixoarrek "Danborralde" deiturarekin ezagutzen zuten baseliza. Zer dela eta? Madinabeitiak aipatutako azken gerra karlistan, Aramaio ibar osoko biztanleak beldurtzearren baselizako zelaitik danbor hotsak jotzen zirelako. Bestalde, beste behin ere idatzi nuen mendi-bide horren gain, hain zuzen ere San Frantzisko Xabierrek egin bide zuena. 

“Así han transcurrido veintiún años y, por fin, el domingo 26 de septiembre (1) último a las diez y media de la mañana emprendimos el amigo Andrés y yo la jornada, dejando la carretera a los doscientos pasos, poco más, desde la calle que dista el crucero de Arrasate, donde se toma el monte. Allí existió la antiquísima ferrería de su nombre, transformada hoy en fábrica harinera de D. Higinio Resusta, donde tiene montado el dinamo que dota de luz eléctrica a la población. 

Yo conocí en aquel punto una vetusta columna redonda de piedra arenisca labrada, de más de cuatro metros de altura que remataba una tosca cruz, que la tradición popular señalaba como el sitio donde el rey Alfonso VIII, el de las Navas, juró los fueros de Guipúzcoa, cuando su voluntaria entrega a la corona de Castilla el año 1200. Aquel memorable suceso está representado en la magnífica vidriera que da luz y es ornamento de la suntuosa escalera del palacio de la Provincia; pero cuando los publicistas se ocupan de este asunto, tienen el especial cuidado de no citar el nombre del pueblo donde se efectuó. Que en Mondragón sucediera aquello sea tal vez cuento; pero es el caso que así se lee en el libro de Egaña y en el libro de Iztueta.

Y como va de cuento, al subir la cuesta de Olandiano me recordó Andrés las consejas que cuando niños deleitaban nuestra imaginación, creyendo que el dragón había surcado con su cola aquel camino, y que los ferrones le abrasaron con el hierro candente agoyá (2) de que tuvo origen el Abrasate, transformado luego en Arrasate, nombre que en lo antiguo llevó el pueblo. Así ganamos el sitio de
Gipuzkoako foruei zin eginez, Alfontso VIII
Olandiano, donde existió la ermita del Cristo, cuya efigie se conserva, y pasando por Miravalles y Mandoin, hicimos alto en el sombrío hayedal de Nafarrena, ya jurisdicción de Arechavaleta, y antes de tres cuartos de hora llegamos desde allí a la venta de Muru, enclavada en el barrio o anteiglesia de Uncella, término municipal de Aramayona en Alava. 

Mientras yo esperaba bajo un castaño, subió Andrés a la venta a dejar los chismes, con encargo de que estaríamos de regreso para las cuatro de la tarde, y al volver me dijo que en la cocina vio grandes preparativos de comida para las cuatro también. Coincidió con nuestra gira la de otros amigos del pueblo y, aunque aquellos, lejos de desdeñar un cubierto más, me lo hubieran brindado gustosos, esto quitaba a nuestra excursión todo el sabor de originalidad que yo quería darle, y por consiguiente hice que recogiera los chismes, tomara más vino y una parrilla que resulto ser un trébede y proseguimos nuestra peregrinación.

Al pasar por Uncella no pude menos de recordar al famoso escultor Vicente Mendizabal, que fue del caserío Urrutia en el mismo barrio, conocido aún con el apodo de Pintor. Entre otras muchas obras suyas existe un San Pedro, de pontificial, que la cofradía de mi pueblo guarda para las procesiones, que es de reconocido mérito artístico, no solamente por la parte escultural, sino también por su fina y delicada pintura, que nadie creería se ejecutó entre aquellos montes, si no estuviera justificado por la competente escritura de ajuste que he visto. 

“Por qué le llamarían "el Pintor"? me dijo Andrés. A eso voy – le repliqué- y caminamos, refiriendo lo siguiente: El año 1753, Juan Martín de Mazmela, dueño y señor de la casa de Ceráin (3), entabló pleito contra Tomás de Galarza, vecino de Elorrio y dueño de las caserías de Muru y Garay (hoy Muru es del ventero Chomin) sobre que con las dos sepulturas, una junto a la otra, de la iglesia de Uncella, se había puesto una barra y letrero para hacer tres sepulturas. A la sazón estaba de santa pastoral visita en Aramayona el licenciado don Joaquín Calatayud Arellano, visitador sede vacante, y el pleito se sustanció ante él, siendo cura de Uncella D. Luis Isasi Isasmendi, y en las declaraciones sale con Vicente Mendizabal el pintor vallisoletano D. Santiago Rada, que estando ejecutando en la iglesia alguna obra de arte, casó con la hija del Mendizabal, y he aquí por qué le llaman del Pintor a aquel caserío” 


Zerain baserria

Datu horiei helduz, Madinabeitia ez zihoan ondo, izan ere Bizente Mendizabal Gellaon jaio zen, 1726an, eta 1748an Untzellara ezkondu zen, baliteke – Madinabeitiak dioen moduan- Urrutia baserrira.  Dena den,  emaztegaia Paula Rada-Herrera Garay zen eta nire datuen arabera Bizente izan genuen Santiago Rada horren alabarekin ezkondu zena eta ez alderantziz. Baina goazen aurrera Madinabetiaren mendi-ibilaldiarekin. 

“En este coloquio llegamos a la ansiada y poética fuente, y de más está decir los honores que le hicimos. Mientras yo me entretenía mirando con el auxilio del gemelo las obras del ferrocarril Anglo-Vasco-Navarro, de ese ferrocarril, desdichado y misterioso, que he perdido ya la esperanza de verlo pasar por mi pueblo, Andrés encendió una hoguera en cuyas abundantes brasas lo arreglamos todo.

Más de una hora descansamos en tan ameno sitio, pero siguiendo el consejo de unos hombres que por allí pasaron, cambiamos de itinerario y devolviendo con ellos a Muru lo que no era nuestro, incluso el importe del vino que habíamos sacado, emprendimos nuestro regreso por Aparregui y Savola para ganar de día la carretera de Santa Agueda, dejando a un lado las anteiglesias de Azcoaga y Barajuen, en cuyas inmediaciones se ve el sitio donde fue la torre o castillo feudal de los condes de Aramayona, teatro de escenas que hoy parecen increíbles, si no las refiriera el coetáneo Fr. Diego de Ayala.

Al pasar por la encañada de Zubicho, donde nunca había estado, tuve que taparme las narices porque aquello hedía a huevo podrido o cosa así, hasta que dos muchachas que venían en dirección opuesta a la que nosotros llevábamos, con sus cestitas al brazo, nos persuadieron de que había muy cerca un gran pozo de agua sulfurosa, Uratsa, con su correspondiente bañera emplazada en el hueco de un corpulento y secular castaño que formaba una chabola cubierta de helecho seco. En efecto, había una bañera llena de agua y una silla de Vitoria, y supimos que el día anterior se había bañado allí un señor cura alavés. Es imposible encontrar un sitio más delicioso que aquél para verano, con la particularidad de que corre por su centro un riachuelo, no de escaso caudal, pues Fiel, mi inseparable perro, se zambullía de trecho en trecho y luego nos rociaba con sus asperjes, que por cierto no se lo agradecíamos. 

A las siete entrábamos en una casa de la calle Olarte, donde nos esperaban con la mesa puesta, y despachamos con apetito la comida que yo había encargado para los dos. Andrés se puso alegre, y como había sido tercio en la campaña de Africa, recordó los cantos bélicos que el patriotismo español había dedicado a los guerreros ilustres O´Donell y Prim; y a las once en punto dimos con nuestros cuerpos en la cama, cansados y rendidos sí, pero sin poder resignarnos a que fuera aquella la última gira que hiciéramos a la fuente de San Adrián”

Ezin dakioke ukatu Madinabeitiari, agertu nahi duen  istorioa maisutasunez dakiela deskribatzen. Ongi erakutsi digu aurrekoan, datu interesgarriak emanez, gainera.

     (1)    Okertu egiten da Madinabeitia, igande eta 26, abuztuan izan baitzen urte hartan eta ez irailean. Izango al zen irailaren 23, igandea?
     ( 2)    Ahoan? Olagizonek burnia ahoan sartu zioten herensugeari.
     ( 3)    Zerain, Untzellako baserria.

                     SAN FRANTZISKO XABIER, ARRASATEN 

urria 22, 2025

SANTA AGEDA LIBURU BATEAN. 1849


Asko eta zabal aritu gara txoko honetan Santa Agedako osasun-urei buruz. XIX. mendeko bainuen ustiapen komertzialak Gesalibar auzoa mapan ipini zuen, estatu mailan batez ere, baina – inoiz ere ikusi dugun bezala- baita Europako zenbait herrialdetan ere. Gaurkoan gaiari heldu nahi diot ostera, berriki irakurri dudan pasarte batek berretsi baitit Arrasateko auzoak lortu zuen ospea. Eta gaurko bidaia Francisco Paula Madrazo irakaslearen eskutik egingo dugu. “Una expedición a Guipúzcoa en el verano de 1848” liburua publikatu zuen Madrazok 1849an, eta bertan toki zabala hartzen du Santa Agedak. Hona hemen deskribapena.
“A media legua de la villa de Mondragón, de ese pueblo cuya aristocrática severidad se revela en sus calles, en sus edificios, en los escudos de armas que lucen sobre sus puertas, y hasta en el porte y compostura de sus moradores, se encuentra el famoso establecimiento de baños de Santa Agueda, al cual conduce un hermoso camino construido el mismo año en que la Reina de España acudió para consolidar su salud preciosa á aquellos benéficos manantiales. El panorama que se desenvuelve á la vista del viajero es el más poético y el más bello de cuantos ofrece aquel pintoresco país, y al tender los ojos por aquellas colinas sembradas de robles , de hayas , de castaños y de manzanos, alternadas con caseríos; molinos harineros y ferrerías, a que dan impulso las aguas del Deva, que serpentea cristalino por el fondo de aquellos valles, parece que estamos recorriendo una galería cubierta de esos mágicos cuadros de Villamil; en que atribuimos á la lozana y poética fantasía del artista los encantados paisajes de cuya existencia real y efectiva solemos dudar, por la misma razón de su sobrenatural y extraordinaria belleza. Después de atravesar este variado panorama, se divisa el célebre establecimiento de baños cuyo aspecto exterior, modesto en demasía, no parece muy al nivel del favor aristocrático de que goza.

Santa Agueda, por su situación topográfica y por el bellísimo paisaje en que está colocado, lleva mucha ventaja a Arechavaleta; Santa Agueda es un vergel delicioso donde no llegan los rayos del sol de agosto, y para hacer una vida campestre y retirada, una vida cuya rígida sencillez no interrumpa ni el sordo rumor de las agitaciones del gran mundo, nada puede elegirse más á propósito que aquel sitio apacible, verdadera mansión de paz y de calma, donde encuentran alivio los dolores del cuerpo y las inquietudes del espíritu. Separado á regular distancia del camino real que se deja desde Mondragón, ni el ruido de las diligencias y sillas-correos viene á alterar su constante tranquilidad. Bajo el aspecto, pues, de la quietud y del paisaje no se puede disputar la primacía á Santa Agueda, que compite por otra parte con los demás establecimientos de baños en punto al esmero y buen trato que dispensa á sus huéspedes. El edificio-hospedería no está sin embargo a la altura de los de Arechavaleta y Cestona. De construcción ya antigua y de mezquinas formas, participa de cierta lobreguez que más que de un centro de bañistas, pertenecientes en su mayoría á la buena sociedad, le da un colorido de hospital o enfermería. Los largos corredores ó galerías que dan entrada á los cuartos, son bastante oscuros; el comedor, pieza que tanta importancia tiene en estos establecimientos, es poco desahogado y hasta carece de una sala de reunión para los bañistas, que se ven precisados á convertir en tal una de las galerías"
 
Francisco Paula Madrazo
Madrazo irakaslea Madrilgo Kazetan aritu zen lanean eta, takigrafiako irakaslea zenez gero Senatuko eta Kongresuko takigrafo ofiziala izendatu zuten 1846an. Madrazo Santa Ageda 1848an heldu zen, beraz,  Isabel II erregina baino hiru urte geroago. Segi dezagun deskribapenarekin:

“Las pilas ó bañeras están situadas en el mismo edificio en cuartos pequeños, húmedos y poco ventilados, circunstancias de que no ha podido verse libre ni la hermosa pila de jaspe de que se sirvió nuestra augusta Reina para la aplicación del remedio mineral. Este baño cuya puerta se abre para satisfacer la curiosidad de los que visitan por primera vez la casa, solo por lo magnifico de su pila, recuerda la regia persona para quien se construyó; pues el rico papel que cubría sus paredes ha desaparecido por efecto de la humedad. El jardín y la huerta que tienen los bañistas para su recreo, son amenos y frondosos; las calles cubiertas de enramada, y que forman un verdadero bosque, les permiten pasear aun durante las horas en que el sol tiene más fuerza. Artísticamente no es el jardín tan regular como el de Arechavaleta; pero reúne el encanto, para algunos de mucho precio, de parecer más bien obra de la naturaleza que de la mano del hombre. 

No obstante los vacíos que se notan en Santa Agueda, y que el interés de su dueño no tardará en llenar, no puede desconocerse que la concurrencia de bañistas es mucho más numerosa á esta casa de baños (que á la de Arechavaleta.Y esto se explica muy fácilmente. Santa Agueda, a las ventajas de su retirada y pintoresca situación, reúne ese prestigio de la antigüedad, que es la base del crédito de un establecimiento de esta clase. La fuerza de la costumbre por un lado, y por otro la afición tan justa que se toma á unos manantiales donde, si no se recobrase repone al menos la salud, son elementos poderosos de prosperidad para una casa de baños. Muchos son los que han encontrado alivio á sus males en Santa Agueda; algunos, no tantos, porque su creación es más reciente, los que deben este beneficio á Arechavaleta; por eso aquel establecimiento es más concurrido, no obstante ser las aguas del segundo hidro-sulfurosas como las del primero, hallarse tan ventajosamente situado en medio del camino real y tener una hospedaría que reúne todas las comodidades y toda la elegancia de las modernas construcciones.

En cuanto al género de vida, tan tranquila y tan deliciosamente se desliza en un establecimiento como en otro. La misma opípara y aristocrática mesa, la misma buena sociedad, el mismo buen humor, tipos muy semejantes, aventuras muy parecidas También aquí se organizan expediciones campestres a pié, en coche y á caballo. ¿Quién pasa algunos días en Santa Agueda sin visitar la gran peña de Udala, cuya figura piramidal y severísimo aspecto, no menos que la lozana vegetación que cubre su falda, tanto contrastan con la desnudez de su pelada cresta? Esta pregunta se hicieron sin duda este año unos á otros los concurrentes á Santa Agueda y se improvisó una excursión á caballo de que todos conservan gratísimo recuerdo. Damas muy conocidas y alguna de ellas muy célebre en Madrid por su hermosura, tomaron parte en la expedición, y desentendiéndose por aquel día de la ordinaria timidez y de los escrupulosos miramientos de su sexo, no se sentaron como de costumbre, sino que montaron en todo el rigor de la palabra soberbios alazanes, no sin llevar cada una su caballerizo al lado para su mayor seguridad. 

Una vez en la peña de Udala, penetraron los expedicionarios bañistas en la vasta caverna caliza que tiene su boca en la vertiente oriental y que se conoce en el país con el nombre de Cueva de San Valerio. Serenos arrostraron el paso de la estrecha y peligrosa garganta que es preciso atravesar para contemplar el espectáculo sorprendente de aquel palacio de cristal, en cuyas inmensas bóvedas adornadas de estalactitas , repitió el eco más de una protesta de amor, más de un juramento de constancia: deliciosa mente distraídos los expedicionarios de ambos sexos en la contemplación de aquellas galerías, de aquellas tumbas; de aquellos elegantes pabellones, labrados por la naturaleza; dejaron transcurrir el tiempo suficiente para que el cielo azul y diáfano al entrar en la cueva, se volviese oscuro y ;nebuloso, y al tomar sus caballos para regresar á Santa Agueda; descargó sobre ellos un terrible aguacero . El natural deseo de guarecerse del chaparrón lo más pronto posible dispersó la partida, y era de ver el espectáculo que ofrecían las lindas amazonas, metiendo espuela a sus caballos, separadas por la tempestad de sus esposos, de sus papás, de sus hermanas, y seguidas las más afortunadas de sus galantes caballerizos, con los cuales llegaron ya más temprano, ya más tarde, á reposar al establecimiento de baños de las fatigas de expedición tan agitada.

La relación de esta gira campestre, basta para conocer que Santa Agueda, por lo que hace a ese cuadro de la vida interior, es como Arechavaleta, es como Cestona, es como todos los puntos de baños ó de recreo en que se reúnen algunas personas nacidas en España. En todas partes reina esa decorosa familiaridad y esa bulliciosa broma de buen tono que no traspasa nunca los límites de la educación y de la prudencia. No sucede como en Bagneres de Lutzon, como en Cotteret, como en todos esos afamados establecimientos extranjeros, donde, después de bañarse y de comer, no le queda al forastero otra distracción que la de aburrirse, donde hay esa seriedad estudiada, y donde las gentes permanecen veinte días sin saludarse, y se separan después de satisfecho el objeto de su aparición en aquella escena muda, sin haberse dirigido ni por casualidad la palabra. El carácter español, franco en demasía y naturalmente simpático, no adolece de esa sequedad enojosa que distingue por lo general a los extranjeros. En nuestro país, el primer día que se ven dos personas en un establecimiento de baños, se saludan y se hablan, al segundo se tratan íntimamente y algunos días después se separan con sentimiento. Este es nuestro carácter, compárese con el de los naturales de esos países cuya cultura y civilización somos los primeros a admirar, y de seguro que de esa comparación resultará algo de que podamos envanecernos con justicia"

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