Lehengo astean, Arrasateko Udaletxean kargu politikoa izan duen eta egun kanpoan bizi den pertsona batek galdetu zidan Garibay zenaren etxeaz. Eta bapateko erantzuna eman nion arren, xehetasun gehiago aurkeztuko nizkiola agindu nion. Eta horretara noa.
Beste inoiz ere ekarri dut blog honetara Becerro de Bengoa
historia egilearen aipamena, eta gaurkoan ere arabarrari eman nahi diot
protagonismoa. Berari zor diogu ondoko testua, hain zuzen ere, “Euskal-Erria. Revista Bascongada” zeritzanaren 1881eko
urtarrila/apirileko alean oso artikulu mamitsua publikatu baitzuen. Aldizkari
horretatik erreskatatu nahi izan dut, gure iraganeko erreferentziak etengabe
desagertzen ari zaizkigun egun hauetan, historia aspaldikoa dela ahaztu ez
dezagun. Eta ondare materiala zaintzen ez duen herria –inmaterialarekin bezalaxe-
hiltzera kondenatua dagoela gogorarazteko. Hor uzten dut irakurlea, Ricardo Becerro de Bengoaren luma trebearekin:
“A principios de Agosto de 1870 llegamos a Mondragon, el
inspirado poeta vitoriano Obdulio de Perea, el abogado Fernando Casas y yo, que
habíamos emprendido la entretenida y original tarea de ir a pié desde Vitoria a
Bilbao, sin tiempo preciso, ni rumbo determinado. Nuestra primera visita fue a
la casa en que naciera el primero y más insigne de los historiadores de España,
el inmortal guipuzcoano Esteban de Garibay y Zamalloa.
Un guizon, a quien pedimos noticias, nos guió llevándonos hacia el
extremo opuesto del pueblo por donde habíamos entrado, hacia la salida a la
carretera de Vergara. Pasado un arco, que allí hay, cambiamos á la derecha, por
una calle, que debió estar antes fuera de la villa, y que pertenece al Arrabal de
abajo, y allí, a los pocos pasos el mondragonés nos detuvo frente á un pobre y
sencillo edificio, diciéndonos:
—Esta es la casa de Garibay.
Perea se descubrió y dio en recitar unas hermosas
quintillas, que había escrito mucho tiempo antes, en honor al historiador;
Casas contempló la vivienda, al poeta y al cicerone, riéndose de los tres, y yo
tracé de cuatro golpes de lápiz, en mi álbum, el cróquis del humilde monumento
guipuzcoano.
Compónese este de una pobre casa de dos pisos, restaurada
sin duda en los tiempos de Garibay, con balcón en el principal, en el que se
destaca, muy mal conservada, una sencilla ornamentación de dos pilastras unidas
por un cornisamento, que soporta un escudo central con yelmo, y dos grupos
literales, que fueron otros escudos ó tenantes. En el cuerpo superior ó desván se abren varios claros trazados
con arte, sobre cuya línea vuela el anchuroso alero. Pequeña casa parece, á lo
menos en su fachada, para haber sido vivienda de una distinguida familia; pero
dícese en la villa que formó con la inmediata de su izquierda una sola y que mas adelante se
dividió en dos.
Tan humilde como en el exterior es por dentro el
edificio, sin que se conserven en él ningún rastro ni objeto dignos de especial
mención. Allí, en aquella casa de Zamalloa, pues los Garibay procedían de Oñate, nació en 1533, el hombre
extraordinario que escribió desde los veintitres hasta los treinta y dos de
edad, los «Cuarenta libros del Compendio historial de las Crónicas
y universal historia de todos los reinos de España», a cuya obra han acudido todos los historiadores célebres para fundar las
suyas; allí vivió el animoso hijodalgo, tipo de los touristas antiguos, que
recorrió a caballo toda la España estudiándola; el autor de las Grandezas de España, y de las Ilustraciones genealógicas de los Reyes Católicos de España; el alcalde de Mondragon y Procurador foral en 1569, el aposentador del real
Palacio en 1576 y el Cronista de Felipe II desde 1592 á 1599.
Con religiosa curiosidad miramos y remiramos el edificio
y sus rincones, evocando estos recuerdos, al mismo tiempo que sentíamos en el
alma la satisfacción inmensa de que un vascongado hubiese dado a España tanta
gloria en las honrosas campañas de la inteligencia. Después de recorrer
detenidamente la villa, la antigua Arrasate (puerta de las peñas ó de las montañas)(1), cuna también del valeroso
conquistador de la isla de Finaest y vencedor del príncipe Felipe de Nassau,
Cristóbal de Mondragon (2) y Otalora, y de otros guipuzcoanos ilustres, aun
volvimos a saludar la casa del historiador, tomando en seguida por la subida de
Campanzar, para visitar la gran cueva de San Valerio, las vertientes de los
gigantes picos de Udalaitz, la peña de Martinpalacio, sobre el camino viejo de
Elorrio, y para descansar mas tarde en la hondonada en el caserío de Zubiaur,
donde viven los Ibietas Bengoas.
Años adelante, cuando terminó la guerra civil, supimos con satisfacción
que los Sres. Madinabeitia y Oquendo habían honrado la memoria de Garibay con
la colocación de una lápida en la fachada de la casa del historiador; acuerdo
muy digno de ser aplaudido é imitado en otros lugares famosos"
(1) Arrasate (Arresate) izenaren adierazpen zuzenetik askoz hurbilago dago itzulpen hori, harrez geroztik erruz eman izan diren aldaera txoroak baino.
(2) Becerro de Bengoa eta Miguel Madinabeitia adiskideak ziren, biak aramaioar sustrai sendorekin. Azkenaren teorietatik aterako zuen lehenak Cristobal de Mondragón Arrasaten jaioa zela, horretan baitzegoen Arrasateko udal idazkaria.
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