apirila 19, 2017

FAXISTAK ARAMAION, 1937an

Erreketeak, 1937an
Hilabete batzuetan eutsi ahal izan zioten faxisten bultzadari baina 1937ko apirilean amore eman behar izan zuten aramaixoarrek eta tropa frankistak herrira sartu ziren, oraintxe laurogei urte. Une haietan erregimeneko prentsak egoerari nolako tratamendua ematen zion ikus dezakegu ondoko lerroetan.

La Voz de España egunkari donostiarra aukeratu dut zenbait lagin aurkezteko. Horrela, 1937ko apirilaren 22an, lehen orrialdeko albistea zekarren ondokoa, Jazinto Aizpurua kazetariak sinatua:

“Nuestras fuerzas se han limitado hoy a consolidar las posiciones ganadas ayer al enemigo. He aprovechado la calma para visitar el valle de Aramayona, cuyo Ayuntamiento comprende un vecindario de 2.500 habitantes. Este valle fue reconquistado ayer por nuestras tropas, como ya anuncié en mi crónica anterior. El parte oficial no dio esta noticia. Obsérvese el hecho porque tiene su significación: mientras para el elemento civil en general las noticias oficiales de la ofensiva sobre Vizcaya resultan grises si no consiguen la ocupación de algún pueblo, para el mando militar la importancia está precisamente en eso que a las gentes se les antoja poco interesante en las cotas. Y así se silencia el parte, como sin concederle relieve alguno, la ocupación del valle de Aramayona, donde está Ibarra, un pueblecito crecido con su magnífica Casa Consistorial, su hermosa parroquia y sus hileras de casas de vecindad.

Hasta ayer, aquí en Ibarra estaban los rojos. Lo estuvieron desde el mismo 18 de Julio. En aquellos primeros días cogieron prisionero al secretario y a otras personas de orden, alguna de las cuales asesinaron en Bilbao cuando aquel vandálico asalto a las cárceles. Posteriormente han detenido a más gente y se la han llevado consigo. Circulaba hoy entre el vecindario el rumor aún no confirmado de que tres de los presos últimamente cogidos por los presos habían aparecido colgados sus cadáveres en sendos árboles.

Este pueblo de Ibarra, ni sus caseríos, apenas han sufrido, aparte de eso, los horrores de la guerra. Pero la revolución deja siempre sus huellas inconfundibles allí por donde pasa. Una fábrica de hilaturas quedó paralizada en cuanto los rojos sentaron su dominio en el pueblo. Por esta vez no destrozaron la maquinaria, pero robaron cuanto había, tiraron y rompieron los libros 
y todo está en completo desorden.

Hay en el pueblo una ermita y una iglesia. En la ermita los rojos dejaron gráfica expresión de ese respeto a las conciencias de que tanto cacarean, pintando un letrero con una orden cuya vulneración resultaba en extremo peligrosa: “Se prohíbe la entrada” En la iglesia parroquial, a pesar de que los separatistas se dicen católicos, hay imágenes tiroteadas y otras descabezadas. Los cepillos donde se recogen las limosnas los dejaron los rojos en el suelo, después de descerrajarlos y llevarse la calderilla que contenían.
Había en el pueblo un cura joven. El párroco, un señor anciano, murió unos días antes del movimiento. Este joven sacerdote tuvo que huir. Un día los rojos dieron fuego a un coche, por el afán de destruir. Allí están los restos, al lado de una casa que tiene señales inequívocas de que el siniestro empezó a propagarse en ella. Según nos dicen, varios vecinos trataron de impedirlo, arrojando cubos de agua. El sacerdote quiso ayudarles y se le acercaron unos milicianos: “¿Vd. qué hace aquí?”

Repuso el sacerdote que ayudaba a apagar el fuego. Le dijeron que quedaba detenido. Entonces él pidió permiso para ponerse ropa de paisano. Accedieron los milicianos, no de muy buena gana, y quedaron guardando el portal. El sacerdote no volvió a bajar. Cuando los milicianos, extrañados de su tardanza, subieron al piso, se encontraron con que su víctima había huido por la huerta. Así salvó su vida el único sacerdote que había en Ibarra. 

En Ibarra, donde hemos visto hoy pegados en
San Ignazio Tertzioko erreketeak
la fachada del Ayuntamiento, unos carteles de propaganda electoral del separatismo vasco que dicen textualmente: “Ayudarnos. Solo así venceremos a la revolución” He aquí en un afiche, que el tiempo ha respetado, toda la historia del separatismo vasco. Pedía apoyo a los católicos para vencer a la revolución y a los pocos meses formaba gobierno con ella.
Por cierto, que en el Ayuntamiento hemos contemplado hoy, no sin cierta emoción, el cuarto donde estuvo preso el cura Santa Cruz y el balcón por donde se descolgó para huir de sus carceleros. El riachuelo al que saltó sigue corriendo por allí como si el tiempo no pasase para él. En realidad, el pueblo tiene hoy ambiente de antaño. Por entre riscos, de los montes que ayer conquistaron con su sangre generosa, bajan centenares de Requetés, con las mismas boinas rojas de entonces, cantando aquellas mismas canciones:
“Cálzame las alpargatas/ dáme la boina/ dáme el fusil/ que voy a matar más rojos/ que flores tiene/ Mayo y Abril…”

Las muchachitas acogen con simpatía los requiebros de esta juventud guerrera.

Conversamos con unos requetés del tercio de San Ignacio y nos hablan de su actuación de ayer. Refieren todo con sencillez, como si no le dieran importancia a su heroísmo, como si no tuviesen relieves de gesta, eso de escalar a pecho descubierto, por entre el fuego mortífero de un enemigo parapetado excelentemente en las alturas, montes gigantes, donde los rojos pueden darse el gusto de no desperdiciar balazos, hasta que viéndose rodeados huyen de la muerte que sembraron”

Literatura faxistak bere estilo berezia uzten zuen, matxinatuek Aramaion aurkitu zutenaren gaineko deskribapenean. Normala. Bestalde, goian aipatutako abadea, milizianoetatik ihes egin zuena, Andres Agirre izan zen, adineko aramaixoarrek hamaika istorio kontatzen dutelarik abentura hartaz.

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