apirila 02, 2022

JAVIER LARRAURI

Ondoko lerroak "Mondra.Una temporada (1965-66) Y tres futbolistas (Sagasta-Larrauri-Aranbarri)" Jose Ignazio Zaitegi eta bion liburuari dagozkio.

Eta ekarpen hau Javier Larrauriri eskaintzen diot, futbolari handia, eta gure gaztarotik adiskide dugunari.

Las líneas que vienen a continuación corresponden al libro "Mondra. Una temporada (1965-66) Y tres futbolistas (Sagasta- Larrauri-Aranbarri)" que publiqué con José Ignazio Zaitegi.

Y este capítulo está dedicado a Javier Larrauri, futbolista, y amigo desde nuestra juventud.



De los tres futbolistas, al primero que conocí fue a Jesús Aranbarri. Eramos unos niños, ya que yo andaría por los 9 años. Jesús, Jose Ignazio Zaitegi y yo estudiábamos en el colegio de los frailes viatoristas. Preparábamos el ingreso de bachiller, para examinarnos en el Instituto de Vitoria-Gasteiz. Y puedo asegurar que de Jesús no tengo de aquella época más que un único recuerdo, y está relacionado con el fútbol. Como es normal, en los recreos se jugaba a dar patadas a un balón y, de vez en cuando, se organizaba alguna liguilla entre las clases, teniendo en cuenta lógicamente la edad de los componentes del equipo.

A mí, que nunca he tenido habilidad para este deporte, me tocó jugar con un grupo de compañeros de curso, y cierto día tuvimos que hacerlo contra el equipo en el que estaba Aranbarri. Sucedió que el árbitro, algún fraile, pitó penalti contra nosotros. Y lo lanzó Jesús. No metió gol… pero nuestro portero, no voy a citar su nombre, aún hoy seguirá sin poder respirar correctamente, debido al balonazo tan tremendo que le propinó el garagartzarra en el estómago. He de decir que mi compañero y amigo José Igna    zio era entonces y fue durante muchos años, un magnífico futbolista, que llegó a tener más relación deportiva que yo con quienes hemos seleccionado para este pequeño libro. Por lo tanto, él tiene más autoridad moral que yo para hablar sobre este deporte. Y me consta que Jose Ignazio y Jesús han mantenido siempre una cordial amistad.  Por mi parte, sin embargo, no he vuelto a tener relación con Aranbarri hasta que nos propusimos escribir sobre él.  He coincidido con Jesús en algunas ocasiones, pero no han pasado de meros encuentros, sin pasar de un simple saludo.   

Mucha menos relación he tenido en los últimos cincuenta y cinco años con Javier Larrauri; ninguna. Y cierto día que el coronavirus me tenía atado al ordenador, viajando virtualmente por esos mundos de Dios, me encontré con un Javier Larrauri, en León. Le escribí un correo preguntándole si tenía algo que ver con el Javier Larrauri que yo conocía, y a vuelta de correo me respondió que era su padre. Me llevé una gran alegría, y a las horas ya estaba en contacto con mi amigo. Comenté lo sucedido con Jose Ignazio, y entonces surgió la idea de escribir esta historia de futbol.

Javier Larrauri Izquierdo – la verdad es que no puedo asegurar si para entonces ya había la familia trastocado oficialmente el orden de sus apellidos – Sáenz Izquierdo Larrauri (1). Lo cierto es que cuando se matriculó en 5º de bachiller, 1963-64, en los clérigos de San Viator, ya era Larrauri. Su familia había llegado a Mondragón desde Legazpia y había montado un negocio de frutas en la calle Ferrerías. Y Javier se integró rápidamente tanto en la vida colegial con sus compañeros como en la general. Rápidamente conocimos de  sus habilidades como futbolista. Existe testimonio gráfico de un campeonato de fútbol organizado para sacar futbolistas para el UCEA, en el que el equipo Goi Argi – nombre de la hojita semanal que publicaban los viatoristas- se proclamó campeón del mismo, y Larrauri era el extremo izquierda de aquella formación. Estábamos a finales de 1963. Toda esa capacidad para el fútbol no pasó desapercibida para los dirigentes del UCEA, que enseguida echaron la red y consiguieron ficharle.

Pero Javier era un magnífico deportista y a mí, seguramente por mi desconocimiento casi total hacia la modalidad, me asombraba cuando cogía un balón de baloncesto. Había estudiado en los viatoristas de Vitoria-Gasteiz, y había practicado ese deporte, que llegó un poco más tarde a Mondragón. Formó parte del equipo de baloncesto de nuestro colegio que disputó pequeñas competiciones contra otros centros escolares, sobresaliendo en aquéllas el pique existente con los dominicos de Bergara. El curso 1964-65 fue el último año en que estuvimos juntos. Y no había hablado con él hasta, como ya he dicho, abril de este año 2020.

Ha sido con Jon Sagasta con quien más me he relacionado, cosa nada difícil de comprender por haber residido los dos en Mondragón. Jon, José Ignacio y yo coincidimos en 3º y 4º de bachiller, cursos 1961-62 y 1962-63, nosotros dos aún con pantalón corto  mientras que Sagasta ya los lucía largos. Jon al fútbol era un todoterreno, con mucho aguante, que se imponía normalmente a sus contrarios. José Ignacio Zaitegi suele decir que Jon llevaba la pierna izquierda de adorno. Recuerdo que tenía conocimientos balompédicos teóricos, que los exponía en clase. No en balde en el Bar El Caserío, de propiedad familiar y con la foto del Athletic de Daucik a hombros y Gainza con la Copa recién ganada, se rellenaban las quinielas semanales. Otro deporte en el que se defendía muy bien era la pelota. Fue uno de mis primeros amigos, si no el primero, en llegar al UCEA. Algo que me hacía sentir importante.

He citado al UCEA y quiero dar un par de datos sobre aquel club, que al amor – y presupuesto- de Unión Cerrajera S.A puso en marcha en 1948 la sección de futbol, como consecuencia de un interés en ese sentido por parte de la dirección de la empresa, apoyada en un hombre, Gaspar Ezkurra, quien lo dio todo por aquel proyecto deportivo. Hay que recordar que el área de deporte de Zaldispe – incluyendo el campo donde dirimió durante años sus partidos el UCEA- se inauguró el 24 de julio de 1948. Escribí en 2015 en mi blog “Hots begi danbolinak” (2)  sobre aquella experiencia, y transcribo lo siguiente:

“Eta kokagune horretan izen bat sortu zen 1948an: UCEA delakoa, hots “Unión Cerrajera Escuela Aprendices”en akronimoaren izenarekin abiatu zen futbol taldea. Ordurako Unión Cerrajeraren babespean futbol txapelketak antolatzen ziren herrian eta afizionatuek zein nolako arrakastarekin segitzen zuten ikusita, 1948ko urtarrilean enpresak erabaki zuen talde berri bat sortzea.

Mugimendu haren buruan Gaspar Ezkurra jarri zuten, Eskolan bertan Marrazkiaren Teknologiako irakasle lanetan ere ari zena. Ezkurra lehendakari, Vicente Sagasta lehendakariorde, Javier Mendieta idazkari, eta Anaia Daniel biatorista, Zabaleta, Jauregi, Gallastegi, Bolinaga, Alfonso eta Julio Gorroñogoitia, Ormaetxea, Usatorre eta Beitia bokal izendatu zituen enpresak. Horiexek osatu zuten lehen zuzendaritza. Ikusten denez, geroko Arrasateren bilakaeran erabat inplikatu ziren goi mailako arrasatearrak zeuden zuzendaritza talde hartan”

Aquel equipo sacó en sus primeros años de funcionamiento futbolistas como Uribarren IV y Errasti III, que serían profesionales, y llegarían a jugar en equipos de segunda división.  Hay que reseñar que UCEA no nació para militar en categoría juvenil, sino que no fue hasta 1957 que se tomó la decisión de enfocar al equipo en esa dirección. Y los frutos se dejaron ver con la profusión de chavales que pasaron por sus filas, hasta la desaparición del club en 1965. Por lo tanto, Sagasta, Larrauri y Aranbarri son de la última hornada del UCEA. Buena hornada, sin duda.

(1) Recuerdo que en la época se comentó que José Manuel Arriola “Dongui” había detenido a uno de los hermanos –creo que era José Luis, para entonces futbolista de JDM- por circular con su motocarro por el cantón de Ferrerías a la parroquia. El cabo de municipales le preguntó el nombre y dirección, y el denunciado contestó con los apellidos Sáenz Izquierdo. “Menos bromas” le debió de contestar Dongui, añadiendo “¿Cree que no sé que es Vd. Larrauri?" Por cierto, el padre de Javier y sus hermanos/as era natural de Ullibarri Ganboa.

 (2) https://txemax3.blogspot.com/2015/04/gaspar-ezkurra-kirol-eragile.html

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JAVIER LARRAURI

Javier nació el 9 de octubre de 1947 en Legazpia,  en una familia de deportistas, por lo menos los varones. El padre inculcó a los tres hijos la afición por el fútbol y nuestro protagonista se recuerda de siempre con un balón en las pies. Tanto era así que el maestro D. Timoteo en su pueblo natal como el médico de la localidad riojana de Avalos, donde la familia pasaba las vacaciones veraniegas, vieron en aquel chaval rubio un porvenir asegurado en el mundo del fútbol. Más tarde, con los frailes viatoristas de Vitoria-Gasteiz es  cuando comenzó a participar en campeonatos escolares entre internos del colegio, y curiosamente formó parte del equipo que agrupaba a los bergareses.

Terminado el cuarto de bachiller, es en 1963 cuando la familia se traslada a Mondragón y Javier participó en un campeonato que organizó el UCEA, precisamente para ir ojeando a posibles nuevos integrantes del equipo juvenil. Su equipo, el Goi Argi, resultó campeón, dando la casualidad de que en la final le tocó pelear contra el equipo en el que sobresalía Jesús Aranbarri. Aquel campeonato se llevó a cabo en la mitad del campo antiguo de Iturripe, jugando a lo ancho, por estar construyéndose el nuevo recinto deportivo

Goi Argi taldea

Hemos visto su campaña en el Mondra de la temporada 1965-66. Javier fichó por el UCEA para la temporada 1963-64, estando dos campañas. En aquel equipo también jugaban Jon Sagasta y Jesus Aranbarri. El entrenador era Ignacio Zeziaga “Divino II” La temporada 1965-66 fue la que disputó con JDM, sobre la que ya hemos dado los detalles más sobresalientes. Quizás añadir que Javier cobró por su ficha con JDM la cantidad de dos mil pesetas, que se las gastó en Garagorri en un regalo para su madre. Y también hemos visto al tratar sobre JDM cómo se produjo el fichaje de Larrauri por el Real Madrid.

Real Madrid

Javier pudo haber jugado en el Athletic de Bilbao… pero por una hora se adelantó el Real Madrid. El jugador había sido observado por ojeadores de los dos clubs. En el caso del Real Madrid, ya hemos leído cómo lo anunciaba el corresponsal Chema, fue un hermano del que había sido gran medio del equipo madridista, el getxotarra Zárraga, quien hizo el informe sobre Larrauri. El club madrileño contactó con JDM y éste con el padre del futbolista. El primer encuentro con Zárraga se hizo en un restaurante de Vitoria y allí se cerraron las condiciones básicas, a la espera de la reunión a celebrar la semana siguiente en Madrid. Sucedió que a la salida del restaurante gasteiztarra se acercó a los Larrauri un señor, que les comunicó el interés del Athletic en fichar a Javier. Le contestaron que la palabra estaba dada al Real Madrid. Y, como se había previsto, a los siete días Larrauri era futbolista del equipo madrileño.

La ficha por el Real Madrid se produjo en el mes de mayo de 1966. Y lo hizo en un contrato ilimitado, donde Javier estampó su firma una única vez, aunque su pertenencia al club merengue duró hasta la finalización de la temporada 1974-75. Es decir, durante nueve años Larrauri estuvo sometido a la disciplina del Real Madrid.

Real Madrid afizionatuak (1966/67)

Fue fichado para ser incorporado al Real Madrid aficionados.  Y Larrauri se presentó en la Ciudad Deportiva del club en agosto de 1966, a disputar un auténtico carrusel de pruebas con más de doscientos jóvenes futbolistas, la mayoría sin ficha pero con gran ilusión por poder tenerla con el equipo merengue. Javier no tuvo ningún problema y pudo definitivamente formar parte de los veintidós seleccionados para integrar el grupo que competiría en categoría regional. El entrenador era el ex madridista Santamaría.

Y comenzó la competición, que fue un auténtico paseo para el Real Madrid. De los sesenta y  seis partidos disputados en liga, copa regional y campeonato estatal de aficionados,  los ganaron todos, excepto un empate y una derrota, justo contra el Atlético de Madrid. Javier recuerda que se enfrentaron en el Campo del Gas, de tierra y piedra, y asistió al encuentro el presidente del Real Madrid, Santiago Bernabeu. Al finalizar, éste bajó a los vestuarios a saludar a sus futbolistas. Tras hacerlo les dijo: “No pasa nada por haber perdido… pero a partir de ahora prohibido hacerlo con el Atlético de Madrid”

Lagun arteko partidu batean, Larrauriren eskuinean Puskas

Resultaron campeones de liga, de copa regional y ganaron la final del campeonato estatal de futbol aficionado, que disputó el 25 de junio de 1967 contra el C.F. Barcelona Aficionados, en Zaragoza, triunfando los madrileños por 2-1. Aquel joven Real Madrid lo formaron en la final: Martin; De la Fuente, Julián, Rodríguez; Rubial, González; Agustín, Gutiérrez, Grande, Ortega y Larrauri.

Castellón

La llegada al Castellón como cedido por el Real Madrid para la siguiente temporada fue sencillamente espectacular. Debuta con su nuevo equipo, justamente jugando contra quien le había cedido, en el estadio Castalia. Fue el 21 de agosto de 1967. Y enfrente tiene Larrauri, 19 años, al Real Madrid de: Betancort; Calpe, De Felipe, Sanchís; Pirri, Zoco; Veloso, Amancio, Grosso, Velázquez y Gento. Nada menos. Pero como dicen las crónicas, el equipo local, aunque un poco cohibido ante la calidad del contrario, supo dar la cara en todo momento. El resultado es lo de menos.

Castellonekin (1967/68)

Lo cierto es que en sus meses madrileños Larrauri había tenido la oportunidad de alternar en el campo con alguno de aquellos famosos futbolistas. Tenía, por lo tanto, una pequeña experiencia en el trato con aquellos “intocables” Que le iba a venir muy bien en la competición que se avecinaba, en una división de plata donde, con nuevas estrellas en ciernes, abundaban auténticos “colmillos retorcidos”

Debutó con su nuevo equipo el 10 de septiembre de 1967, jugando contra el Recreativo de Huelva (1-1) En aquella temporada 1967-68 tuvo dos entrenadores: Juan Ramón – los primeros nueve partidos- y Belló el resto hasta treinta, ya que fueron dieciséis los equipos que disputaron el campeonato, enrolados en el grupo segundo de la segunda división. Larrauri fue alineado en nueve de los encuentros. El Castellón terminó la liga en décima posición, quedando lejos del objetivo principal de la temporada, que no era otro que el ascenso a la máxima categoría. Y sucedió todo lo contrario, ya que la remodelación de las distintas categorías hizo que los dos grupos de segunda división se tuvieran que unir, quedando el Castellón fuera de la nueva categoría, y descendiendo a tercera.

La estancia en Castellón no dejó buen recuerdo en  Javier. Hubo algún problema en el que tuvo que intervenir el Real Madrid ante el presidente Emilio Fabregat para solucionarlo. Y Larrauri dejó el club antes de la finalización de la temporada.

Carabanchel

Llegó la campaña 1968-69 y  Javier tenía intención de realizarla en algún club en el que el Real Madrid tuviera interés de que fuera creciendo como futbolista, y a la vez pudiera cumplir con el  servicio militar. Así lo preparó con los gestores del club madrileño, pero resultó que la burocracia anduvo torpe y Larrauri perdió la oportunidad de hacer la mili aquel año, fichando a última hora por el Carabanchel, de tercera división.

Año que se puede considerar de muy poco interés en la carrera deportiva de Javier, al haber transcurrido la temporada sin un particular interés para él en aquel club y a la espera de que se aclarara su situación militar.

Deportivo Alavés

Era la temporada 1969-70 y  el Deportivo Alavés militaba en tercera división. Había comenzado la competición a las órdenes de Ignacio Eizagirre, pero enseguida fue sustituido por un nuevo entrenador, Ferenc “Pancho” Puskas.  Este conocía a Javier Larrauri y hubo entente en el Real Madrid para que, de acuerdo con el Alavés,  el futbolista se incorporara a la disciplina del club gasteiztarra. Y al mismo tiempo, Javier haría el servicio militar en la capital alavesa. Firmó el contrato por un año y debutó con el equipo el 11 de octubre de 1969.

Las cosas no le estaban saliendo bien al conjunto blanquiazul y necesitaba ganar rápidamente para que los ánimos no se caldearan más. Larrauri fue un refuerzo en el que habían depositado sus esperanzas los aficionados, pero aquella máquina blanquiazul que, en teoría, debía tejer fútbol no funcionaba, comenzando por el nuevo entrenador que desde un principio estuvo en la cuerda floja. Además, Larrauri se lesionó en el segundo partido que disputó.

Deportivo Alaves (1969/70)

Volvió a la alineación en el mes de diciembre pero mermado de facultades. Y el Alavés seguía sin funcionar. En el último partido del año, aunque el equipo pierde, Larrauri es el destacado por los medios vitorianos. Parece que se va recuperando. Pero la alegría duró poco, y el Alavés perdió sus siguientes dos partidos, por lo que Puskas fue despedido. El nuevo entrenador, Arsenio Calvo, probó con Larrauri en posiciones más retrasadas, y parece que no lo hacía mal. Así y todo, los babazorros no levantaban cabeza y la prensa ya no pensaba en ascender a segunda sino en mantener la categoría… mensaje que cala en el entrenador quien lo repite como mantra, por lo que la moral del grupo de futbolistas no es la más correcta para abordar metas superiores.

En aquel ambiente enrarecido es significativo un partido que el Alavés jugó el 8 de marzo de 1970 en León contra el modesto Júpiter. La prensa vitoriana se refería así al día siguiente: “El Deportivo Alavés ofreció una lamentable actuación” Y el periodista escribía una carta abierta a los jugadores, diciendo que era incomprensible que hubieran dado un espectáculo tan horrendo. Espectador de aquel partido fue el entonces entrenador de la Cultural Leonesa, Rafael Yunta “Rafa”, quien preguntado por lo que había presenciado, decía: “No quiero ofender a nadie porque en suma soy entrenador. Por tanto no afirmaré que el Alavés debió jugar de tal o cual manera. Lo que sí he de apuntar es la situación de Larrauri como cuarto defensa. Y Larrauri es un gran armador de futbol. Considero que era el hombre idóneo para haber ganado el encuentro, pero en posiciones más destacadas. Aún así, Larrauri me ha gustado mucho

Eran unas declaraciones muy de tener en cuenta ya que de allí a unas fechas Javier Larrauri iba a estampar su firma en el contrato que le vincularía con la Cultural Leonesa para las próximas dos temporadas. Huelga decir que quien propuso su fichaje no fue otro que “Rafa” quien, cosas de la vida, había sido entrenador del Calvo Sotelo en el famoso partido de Puertollano en el que la Real Sociedad, con el gol de Aranbarri, terminó cogiendo el billete para primera división. Por cierto, la firma de Larrauri tuvo lugar en el parador de La Brújula a medio camino entre Vitoria-Gasteiz y León. Y aunque sea mucho adelantar, decir que Rafa volvería a entrenar al Calvo Sotelo… con Larrauri en el equipo. Pero eso  ya llegará.

Alavesarekin (1969/70)

Volvamos ahora a  Gasteiz. No obstante las observaciones del entrenador Rafa, el alavesista Calvo mantuvo a Larrauri en posiciones de medio defensa. Y el tren seguía sin funcionar. A finales de abril la prensa gasteiztarra  volvía a arremeter contra el entrenador en un reportaje con titular  “Muchos listos y pocos tontos” y se volvían a quejar de que era desperdiciar a un hombre como Larrauri en labores de contención. Y por fin, el mister del conjunto alavesista decide colocar a Larrauri en posiciones de extremo izquierda, y éste consiguió sus primeros goles de la temporada para su equipo. Pero poco dura la alegría en casa del pobre…

En un final de temporada de auténticos despropósitos de la directiva, cuerpo técnico y futbolistas se encadenó una serie de derrotas que llevó al Alavés a categoría regional. El último partido lo jugó el Alavés el 7 de junio en Garellano contra el Indautxu. Y aun a pesar de ganar por 1-2, al depender del resultado del partido que se jugaba a la misma hora en Basozelai entre el Basconia y el Palencia, tuvo que despedirse de la categoría. Como apuntes interesantes para entender el desbarajuste de aquella temporada, hay que recordar que Javier Larrauri tuvo tres entrenadores y dos presidentes. Y no me resisto a terminar el pequeño periplo de Javier Larrauri por el Deportivo Alavés, sin mencionar lo que el periódico “Norte Expres” escribía el 8 de junio:

“Hay una cosa que no queremos dejar en el tintero. El Basconia, estamos seguros, esperaba una prima del Deportivo Alavés como acicate para vencer al Palencia. Es fruta que está a la orden del día y no hay más remedio que aceptarla. Y he aquí que a la vista de los acontecimientos, alguien extendió un talón bancario por 50.000 pesetas para los muchachos de Elorduy, que llegó al recinto de Basozelay cuando ya había comenzado el segundo tiempo. Ese cheque llegó demasiado tarde. ¿Tuvo influencia esa tardanza en el partido? Eso nunca lo sabremos. Pero quede constancia de la anécdota y no olvidemos este adagio: “A quien madruga Dios le ayuda”

Todo un síntoma de cómo funcionaba entonces también el mundillo del fútbol.

Cultural Leonesa

¿Pero vas a ir a vivir a León? ¿Con el frío que hace allí? Le dijo a Javier su madre cuando supo que iba a fichar por la Cultural Leonesa. Javier ya conocía la ciudad, desde el viaje de estudios que hicimos en agosto de 1965 al finalizar el 6º curso de bachiller, y le contestó que era una ciudad preciosa y que a ella también le gustaría. Y allá se fueron el recién fichado futbolista y sus padres. Seguro que a éstos les encantó la ciudad. Lo que sí es cierto, porque lo cuenta como si lo viviera hoy, es que a las tres horas de haber llegado a León, Javier conoció a Olga, la que sería su mujer. Lo que se dice llegar y echar el ancla, porque desde entonces la residencia fija de Larrauri ha estado en dicha ciudad.

Era la temporada 1970-71, Larrauri arribaba a León con 22 años y acumulaba una bonita experiencia como futbolista profesional. Acababa de pasar un mal año deportivo y confiaba en que a las órdenes de Rafa iba a poder demostrar lo que llevaba dentro. Y así debió de ser ya que Javier repite, siempre que se le pregunta, que lo mejor que deportivamente le pudo suceder fue fichar por la Cultural Leonesa. Además, fue un buen contrato material para el futbolista, si bien Angel Panero, el entonces presidente del club, comentó al cabo de los años que había sido el contrato más rentable que había firmado en su vida. Por lo tanto, las dos partes contentas.

Cultural Leonesarekin, (1970/71)

Larrauri fichó por un club que llevaba peleando varios años por ascender a segunda división y se encontró con un conjuntado grupo de futbolistas que aunque enseguida le aceptaron, le pusieron difícil la titularidad. Sobrevino la lesión de uno de los líderes incuestionables de aquel equipo, Villafañe, y Javier tomó el relevo… hasta el final de temporada, marcando goles, cosa que en los equipos anteriores no lo había hecho. Rafa el entrenador sabía cómo hacer jugar al “vasco” – como le llamaban en el club.

Fue una temporada muy buena, habiendo ganado veintiocho partidos, empatados cinco y perdido otros cinco. Entre los rivales estaban el Orense, Sestao, Barakaldo, Bilbao Athletic, Avilés, Ponferradina… Se llegó al final de la temporada con el Leonesa, Orense y Sestao en enconada lucha por hacerse con la plaza que daba la opción de ascenso automático.

Los dos últimos partidos los jugó la Leonesa contra equipos vascos. El penúltimo en Las Llanas contra el Sestao, el 6 de junio de 1971. Ganaron los leoneses 0-1 y “La Gaceta del Norte” en su crónica del día 8 titulaba: “En Las Llanas cantó el Alirón… La Leonesa” Y detallaba:

“Le basta a la Leonesa – máximo realizador de los ochenta equipos de la categoría, con 89 goles marcados a falta del último partido- con ganar el domingo próximo, en la Puentecilla, al Bilbao Athletic, para jugar en segunda la temporada próxima. Evidentemente, la Leonesa posee un conjunto estimable, con hechuras de segunda división. Su campaña ha sido meritoria y el ascenso – si, como es de suponer, lo consigue- está justificado… Entre las causas de la derrota del Sestao está el que Herrero se veía desbordado continuamente por Larrauri”

Leonesa, igoerako gola (1970/71)

Faltaba el último partido, que se disputó en León siete días más tarde, siendo el rival el Bilbao Athletic. Y la Cultural Leonesa volvió a ganar por 1-0, siendo el autor del gol Javier Larrauri, haciendo así que, tras nueve temporadas intentándolo, el club consiguiera el retorno a segunda división. La delantera de lujo que marcó la diferencia en aquella temporada, con 90 goles en 38 partidos, fue la formada por: Ovalle, Villafañes, Marianín, Zuazaga y Larrauri.

Si bien en distintas categorías, al igual que Aranbarri con la Real Sociedad, también otro ex cerrajero fue el autor de un gol que para su club, la Cultural Leonesa, resultó histórico, y aún hoy en día se recuerda y se celebra.

Y sin más, se abordó la segunda temporada de Larrauri en aquel equipo, 1971-72, prácticamente con los mismos futbolistas que habían conformado el grupo el año anterior. Resulta curioso observar que Javier solamente realizó dos campañas ligueras seguidas en dos equipos, en el de León y en el Osasuna; en el resto militó a cada temporada.

Comenzó la liga el 5 de septiembre de 1971 en el estadio Antonio Amilibia y la Cultura Leonesa empezó ganando, como lo haría muchas tardes de competición en aquella temporada, que incluso llevó la ilusión a los aficionados de ver a su equipo en primera división. Fue una campaña muy buena, con un equipo que, salvo variaciones por lesión, formaba con la alineación de lujo: Bernardo, Godoy, Maño, Herminio, Piña, Roldan, Ovalle, Villafañe, Marianin, Larrauri y Zuazaga.

Como vemos, el portero de aquel equipo era Bernardo – Bernardo Agirregomezkorta- mutrikuarra, que había coincidido con Larrauri en los partidos que disputó temporadas antes con la selección gipuzkoana de aficionados. Javier fue el valedor para que Bernardo fichara por la Leonesa, al dar su nombre al entrenador Rafa, quien no las tenía todas consigo a la hora de confiar en los porteros con que el club había dispuesto hasta entonces. Más tarde veremos que Larrauri, Bernardo… y Rafa volverán a coincidir en diferente club.

Larrauri disputó 35 partidos de los 38 de la competición. Y aunque los máximos goleadores del equipo fueron Marianín y Villafañe, Javier hizo goles que sumaron puntos. Por cierto, a aquel grupo de futbolistas aún hoy en día se le recuerda como “la quinta de Marianín” Este futbolista abandonó al final de temporada la Leonesa, fichando por el Oviedo de primera división, donde fue Pichichi.

Cultural Leonesa (1971/72)

La Cultural Leonesa terminó quinto en la tabla clasificatoria de la temporada, tras Oviedo, Castellón, Zaragoza – los tres ascendieron a primera- y Elche. Y por delante de Logroñes, Valladolid, Valencia, Santander, Tenerife, Cádiz etc. Es muy probable que Larrauri recuerde especialmente los encuentros que disputó contra el Cádiz,  5-0 en León, con un gol suyo, y 0-0 en el estadio Ramón de Carranza.  Al fin y al cabo, iba a ser su próximo destino.

Pero lo que muy pocos saben es que Larrauri estuvo a punto de fichar por el Oviedo, recién ascendido a la máxima categoría. Nos lo cuenta él mismo:

“Había acabado la temporada y el presidente de la Cultural me llamó para decirme que el Oviedo estaba interesado en mis servicios, al igual que en los de Marianín. Efectivamente, el presidente del Oviedo vino a León, estuvimos reunidos y me enseñaron el contrato. A mí se me abrió el cielo. Por fin podría debutar en primera división. Pero para cualquier decisión yo debía contar con el Real Madrid y desde éste me pidieron personarme en el club sin demora. Allá fui y me ordenaron no firmar… ya que a ellos les interesaba que yo fichara por el Cádiz, de segunda. Pedí me dieran la carta de libertad, y me contestaron que con los 24 años que yo tenía entonces… ni lo pensara. Insistieron en que aceptara la oferta del Cádiz, a donde había llegado Balmanya de entrenador y era quien había solicitado mi fichaje. Y me ofrecieron las mismas condiciones económicas que me daba el Oviedo. No tuve otra que aceptar. Ahí se malogró la primera oportunidad que tuve de fichar en un club de primera división. Yo ya tenía asumido que en el primer equipo del Real Madrid no jugaría nunca: estaba Velázquez, que fue mi tapón”

Cadiz

Javier Larrauri fue fichado por el Cádiz para la temporada 1972-73. Llegó, como hemos visto, en calidad de cedido. Para aquel año el club había decidido contratar los servicios de Domingo Balmanya, un prestigioso entrenador, que no en vano había sido seleccionador del equipo de España. El objetivo era claro: ascender a primera división. Nada fácil, ya que la anterior campaña había estado a punto de descender a tercera, clasificándose en decimosexto lugar, y salvándose en la promoción. Balmanya vió que con los mimbres que se le ofrecían era imposible conformar un buen grupo que optara a los puestos de cabecera, y pidió refuerzos.

Ahí llegó Javier, quien, junto a las otras adquisiciones, hicieron que el nivel de juego del Cádiz subiera muchos enteros. Larrauri afirma sin dudar que Balmanya fue el mejor entrenador que tuvo en su vida profesional. Se notó en el equipo y la ilusión volvió a tomar cuerpo en los aficionados del “submarino amarillo”. El primer partido de la liga lo hizo el 3 de septiembre de 1972 contra el Sabadell, recién descendido de primera división. “La Vanguardia” de Barcelona dice en su crónica del día 5: “El partido fue espléndido, aplicándose ambos conjuntos a una labor de carácter ofensivo, lo que realzó el juego y contagió al público” El encuentro lo ganó el  equipo local por 3-1, y Larrauri tuvo una actuación muy destacada, siendo el primer gol de la temporada –marcado por Machicha- consecuencia de una de sus jugadas. Balmanya dispuso así la primera formación de la temporada: Bermúdez; González, Diaz, Severino; Migueli, Herrero; Juanito, Villalba, Machicha, Larrauri y  Baena.

Cadizekin, 1972/73

Adelantemos que el Cádiz no consiguió el objetivo de ascenso, ya que se clasifico en séptima posición, tras Murcia, Elche, Santander – que ascendieron- Sevilla, Valladolid y San Andrés. En puesto de descenso terminó la Cultural Leonesa, donde militaba Jon Sagasta. Y  valga decir que en las siguientes temporadas el Cádiz tampoco logró el ansiado puesto en la máxima categoría.

La única campaña que Larrauri estuvo en Cádiz jugó de titular en veinticinco partidos, prácticamente siempre de extremo izquierda y consiguió dos goles. El equipo mostró durante la temporada dos caras totalmente diferentes. De realizar magníficos partidos se pasaba a otros en que eran arrollados por el contrario. El equipo perdió 12 puntos de los disputados en el Carranza, es decir un 33%. Echaban cuentas los medios gaditanos a la finalización de la temporada, y eran unánimes en afirmar que el ascenso se habría dado si se hubiera sido más constante durante todo el año.

Como curiosidad, decir que Larrauri jugó contra su ex equipo leonés en el partido del estadio Ramón de Carranza, ganando por 1-0, pero no lo hizo en el desarrollado en León el 14 de mayo de  1973, donde sí jugó Jon Sagasta, empatando a un tanto.

Javier recuerda con gran añoranza el año que pasó en Cádiz. Deportivamente le fue muy bien, hizo grandes amigos, como Migueli –que pasó al Barça- y Andrés –fichado por el Real Madrid- e incluso a punto estuvo de conformarse la Peña Vasco-Larrauri. Al finalizar la primera temporada todo apuntaba a que la siguiente volvería a militar en aquel equipo. Pero…

Larrauri volvió a León. Tenía una cita importante, ya que iba a contraer matrimonio con Olga Alvarez el 29 de junio de 1973, fecha en que – casualmente- el Athletic de Bilbao ganó la Copa contra el antiguo equipo de Larrauri, el Castellón. Pero siete días antes se volvió a vestir de corto con su antiguo equipo, para jugar el partido inicial del I Trofeo León, contra Os Belenenses luso. Se alineó, como ya hemos visto antes, en un once en el que también aparecía Jon Sagasta, entonces titular indiscutible de la Cultural Leonesa. Que yo sepa es la primera y única vez en que dos de aquellos chavales que salieron de Mondragón en 1966 jugaban juntos en el mismo equipo. Aunque fuera en un amistoso.

Realizada la boda y de viaje de novios,  Javier recibió una llamada del Real Madrid, anunciándole que el Osasuna había pujado por sus servicios, y que Pamplona sería su próximo destino. Javier estaba pagando la servidumbre de un contrato indefinido que un día firmó en el parador de La Brújula…

Osasuna

Casi-casi sin despedirse de su anterior club el Cádiz, Javier da el salto a Pamplona y jugará en el Osasuna durante las siguientes dos temporadas. El equipo militaba en segunda división, y en la anterior campaña había pasado apuros para mantener la categoría, teniendo que jugar la promoción de permanencia. Hay que recordar que Osasuna y  la Cultural Leonesa son los equipos en que Larrauri ha permanecido durante más de un año.

Repasando lo sucedido a Javier en el Osasuna, me atrevería a decir que fue el equipo en el que menos a gusto estuvo, deportivamente hablando, del que salió con un punto de decepción. Para empezar, en su primera temporada tuvo nada más y nada menos que cuatro entrenadores: Moruca, Campo, Barrios y Ciaurriz. Con quien más jugó fue con este último, y es donde – a mi parecer- Larrauri se sintió más satisfecho con su juego y aportación al equipo. Incluso metió goles. La prensa hizo comentarios como “¿Dónde estaba hasta ahora Larrauri?” Y Javier, tras más de cuarenta y cinco años de aquello, contesta a la pregunta diciendo que en aquel equipo con Barrios de entrenador sufrió el “síndrome navarro” ya que – al no serlo de nacimiento- nada tenía que hacer contra Mata, su contrincante para el puesto. “Para los partidos de casa, el entrenador ni me convocaba” remata Larrauri.

Osasunarekin, Sanchez Pizjuanen (1973/74)

Desapareció Barrios, llegó Ciaurriz y comenzó a aparecer en las  alineaciones. Así y todo, Osasuna terminó mal la temporada y el 26 de mayo de 1974 descendió de categoría. Terminaba la temporada con un partido en El Sadar contra el Hércules, con gol de Larrauri que no valió para empatar el partido.

Con él se fueron a tercera división,  Deportivo de la Coruña, Levante y Linares. Por cierto, el mismo día ascendía a la categoría de plata el Alavés, con Aranbarri como delantero centro máximo goleador de la categoría. Y lo mismo hacía Jon Sagasta con la Cultural Leonesa. Por tanto, tampoco en la temporada 1974-75 se encontrarían los tres con sus respectivos equipos en partidos oficiales de competición. Pero…

Iba a producirse una nueva decepción en el futbolista. Terminada la temporada se le anuncia desde el Real Madrid que el recién ascendido a primera división Hércules de Alicante deseaba contar con sus servicios. Entrenaba al equipo el famoso Arsenio Iglesias, quien se puso en contacto con Larrauri para animarle a aceptar el contrato. Directivos del club se desplazan a Pamplona y le presentan un contrato de tres años, con unas cifras… de primera división. Era el soñado fichaje que resolvía el futuro y daba sentido al sacrificio de un futbolista durante años. Javier acepta. Arsenio vuelve a contactar con él para fijar condiciones de entrenamiento hasta el momento de la incorporación… cuando surge la bomba: el Real Madrid se suelta el pelo y pide un dineral por el traspaso de Larrauri. Condición que el Hércules no estaba dispuesto a pagar. Y ahí se terminó aquella oportunidad.

Osasunarekin, (1974/75)

Como suele decir Javier, fue casualmente el Real Madrid  - su club durante nueve años- el que se interpuso para que no pudiera llegar a jugar en primera división. Y es la espina que tiene clavada.

O sea que, en la misma temporada, de haber podido jugar en primera, pasó a hacerlo en tercera… con el ánimo por los suelos.  Y, por tanto, el curso 74-75 fue extraño para Larrauri. Aunque comenzó la liga como titular, pronto desapareció de las alineaciones y en total jugó nueve partidos de los treinta y ocho. Sucedió que en un entrenamiento, antes de un partido contra el Salamanca, sufrió un esguince de rodilla que lo tuvo apartado del equipo varios meses y ello supuso no volver a la titularidad. El Osasuna desde los primeros partidos fue el líder indiscutible del grupo y al final de temporada, el 25 de mayo de 1975, sacó ocho puntos al segundo clasificado, el Getafe. Habían ascendido a segunda división.

Terminó aquella travesía de Javier Larrauri por tierras navarras, de donde por lo menos se llevó el recuerdo de una afición que le quiso, y de una sociedad con la que se había sentido identificado. Además, en Pamplona nació la hija del matrimonio.

Pero sucedió que antes de abandonar Pamplona Javier fue requerido de nuevo a la sede del club al que pertenecía, llevándose la sorpresa de que el Real Madrid le daba la carta de libertad. Justo había transcurrido un año desde que el club blanco, con su afán recaudatorio inexplicable, había frustrado la mejor opción que en su vida deportiva tuvo Larrauri. Y como consecuencia de ello se encontraba con que, desde el comienzo de su carrera deportiva en 1966,  no tenía a dónde ir. Le correspondía, por tanto, decidir sobre su futuro.

Calvo Sotelo

Y fue en León donde encontró a quien conocía de su etapa en el Leonesa, con quien mantenía una excelente relación… y el amigo le propuso irse con él al Calvo Sotelo.

Efectivamente, Javier recibió a través del entrenador Rafa la oferta del Calvo Sotelo, que acababa de ascender a segunda división. No lo dudó. Y así lo titulaba el periódico “Mundo deportivo” el 26 de julio de 1975: “Larrauri, único fichaje importante en el Calvo Sotelo” Y ahondaba en la noticia:  “Tiene 27 años, natural de Legazpia (Guipúzcoa) este jugador actúa de interior. Pertenecía al Real Madrid, jugando la anterior temporada como cedido en el Osasuna de Pamplona, con el que ha logrado el ascenso; las dos temporadas anteriores actuó también cedido en el Cádiz y anteriormente lo hizo en la Cultural Leonesa” Y completaba el texto diciendo que con Larrauri llegaba a Puertollano, entre otros, el portero mutrikuarra Bernardo Agirregomezkorta, anteriormente en la Cultural Leonesa – equipo en el que coincidió con Larrauri- y en el Alavés. Ya hemos citado anteriormente la amistad que unía a los dos futbolistas.

Calvo Soteloren elastikoarekin (1975-76)

Javier hizo una buena temporada con aquel equipo. Desde el principio supo cuál era su papel en el grupo, y supo amoldarse perfectamente. En julio de 1975 el equipo participó en el Trofeo Ciudad de Toledo, disputándolo contra el Córdoba, Talavera y Toledo. Larrauri tuvo una destacada actuación.

Y comenzó la liga 1975-76, con Larrauri de titular, y realizando muy buenos partidos. Uno de ellos fue el disputado el 21 de septiembre de 1975 en Mendizorroza, y – por vez primera- contendían uno contra otro Larrauri y Aranbarri. El encuentro finalizó 1-1, y Javier guarda un magnífico recuerdo de aquella tarde. “Norte Expres” le entrevistó tras el partido, lo presentó como “mondragonés, y a la pregunta de si el Calvo Sotelo siempre luchaba como lo había hecho aquella tarde, el delantero contestaba “Es nuestro único recurso. Somos un equipo modesto pero preparado para jugar 120 minutos” El cronista añadía que al margen de la lucha colectiva, una de las piezas básicas del equipo de Puertollano había sido el ex alavesista Larrauri que salió como medio volante y hubo de pasar al lado izquierdo de la defesa por expulsión de un compañero.

Javier conocía que iba a ser una temporada en que su cometido iba a significar, sobre todo, apoyo al equipo en momentos clave. No sería titular, y su presencia en el campo se produciría cuando el entrenador le diera la responsabilidad de mejorar el rendimiento del grupo. Y de esta manera, Larrauri disputó la mitad de encuentros, un total de 19, en los cuales dio todo lo que tenía. Un modelo de responsabilidad, al servicio de un objetivo para el que fue contratado.

En uno de aquellos partidos sucedió algo que Javier lo considera como milagroso. El equipo marchaba a Vigo, para disputar el 9 de noviembre de 1975 el noveno partido de liga, contra el Celta. Viajaban desde Madrid en tren, en el expreso Rias Baixas. Larrauri compartía departamento-litera con su amigo el portero Bernardo, y unos periodistas de Puertollano que viajaban para cubrir la información les pidieron cambiar de departamento. Los futbolistas argumentaron que ya tenían todo preparado para acostarse, y que les era imposible aceptar. A las horas el tren descarriló, pereciendo cinco viajeros, entre ellos los dos periodistas.

Los jugadores, aún con el lógico shock y sin poder olvidar las trágicas escenas del accidente, salieron al día siguiente al estadio de Balaidos, en medio de una atronadora ovación que les dedicó el público gallego. Aquella tarde Larrauri fue uno de los puntales del Calvo Sotelo, que ganó 1-2 al Celta. Como curiosidades de aquel encuentro decir que todos los jugadores lucieron brazaletes negros, que en los prolegómenos al portero Bernardo se le concedió el trofeo de Más Popular, por parte de “La Voz de Vigo”,  y que el partido estuvo a punto de no celebrarse… porque el tren que traía al equipo arbitral – Pes Pérez y ayudantes- también descarriló.

El Calvo Sotelo finalizó el duodécimo en la clasificación general, con trece victorias, diez empates y quince derrotas. Javier no metió más que un gol, y precisamente en su despedida como componente de aquel equipo, jugando en La Coruña contra el Deportivo, el 6 de junio de 1976. Aquel mismo día su anterior equipo, Osasuna, descendía a tercera división.

Había concluido la temporada y Javier volvía a León con su familia, que había aumentado con un nuevo vástago. Eran diez los años que llevaba de futbolista profesional, con un currículo más que notable, con una única pena: no haber debutado en primera división.

Ponferradina

¿Qué le llevó a fichar por el Ponferradina, que militaba en tercera división? Aún a pesar de tener alguna que otra oferta para seguir en el mundo profesional, Javier estaba pensando en la retirada. No obstante, a través del presidente de la Cultural Leonesa le llegó la oferta de incorporarse al Ponferradina, ciudad a poco más de cien kilómetros de León. Y aceptó el reto.

Larrauri fue titular desde el primer partido. Pero sucedió algo que truncó la temporada: fue sancionado tras jugar un partido contra el Atlético Madrileño en Ponferrada, el 19 de diciembre de 1976. El Comité de Competición de la Federación de Fútbol impuso una sanción al club y al futbolista. A Javier le cayeron nada más y nada menos que quince partidos. Aunque el Ponferradina recurrió la sentencia, argumentando que lo manifestado por el árbitro en su informe era completamente falso, Larrauri tuvo que cumplir todos los partidos de castigo.

Volvió a la competición el 9 de mayo, faltando escasos partidos para la conclusión de la liga. Cosa que sucedió jugando Javier contra el equipo con que -¡cosas de la vida!- había debutado en sus comienzos futbolísticos enrolado en JDM: El Touring de Rentería. Era el 5 de junio de 1977. La Ponferradina acabó en el puesto undécimo de la tabla clasificatoria.

Se había cerrado de manera perfecta el ciclo profesional deportivo de Javier Larrauri. Había escrito el omega final.

Angel Fraguas es jefe de deportes de El Diario de León y conoce bien a Javier. De él son las siguientes palabras: Es un hombre afable que es muy querido en León. La afición de la Cultural le recuerda como un gran futbolista, muy respetado por el culturalismo”

Una vez colgadas las botas, Javier Larrauri fue captado por un banco como agente comercial y en él ha desarrollado su vida profesional post fútbol. Vive en León, ciudad de la que está enamorado, y donde – como él suele decir- “pasear por la calle es un homenaje diario

Mojategin, 2021eko irailaren 30

 

Argazkiak: Javier Larrauri, JMVM, Jose Ignazio Zaitegi

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