urtarrila 13, 2021

ARAMAIOKO ATXIN BASERRIKO KRIMENA (2tik lehena)


Atxin baserria

Normala den bezala, Aramaioko historia txikian badira gertaerak denboraren hautsak estali dituenak eta herritarrentzat zeharo ezezagunak direnak. Gaurkoan eta hurrengo batean, 1843ko jazoera bat ekarri nahi dut, estatuko garaiko prentsak garrantzia eman baitzion, eta XIX. mendeko kazetaritzaren lagintxo bat delakoan interesgarria iruditu zait blog honetako irakurleei azaltzea. Etxagueneko barrutia den arren, Oleta isurialdeko Atxin  baserrian 1843ko egun batean bizi izandakoa ikusiko dugu, baita haren ondorioak ere bai.

Gaira sartu aurretik, eta baserri haren nolakotasunez apurtxo bat  jabetzeko, Ricardo Becerro de Bengoarengana jotzen dut. Ezaguna da Aramaioko jatorrikoa zela eta biziki atsegin zuela bere ama zenaren herriko bazterrak ibiltzea eta beraietaz idaztea. “La Ilustración española y americana” aldizkaria hamarkadatan erabili zuen idazle, politiko, zientzia gizon eta gehiago izan zen Becerro de Bengoak bere lanen agerleku bezala. Eta, hain zuzen, 1900ko uztailaren 30ean artikulu polit bat publikatu zuen, “Por ambos mundos” tituluarekin. Bertan, urte hartan Aramaion emandako ekain-uztail bitarteko egunez mintzatzen zaigu, deskribapen politekin. Baina gaur ez naiz txango haietaz arituko, eta azaldu nahi dudana da nondik idatzi zuen: Atxin baserritik.
 
"No me he quedado en la población, en el fondo del valle, en Ibarra, sino que he escogido como lugar de partida de las excursiones los escondidos caseríos de Achín, en la garganta de los grandes peñascales"

Becerro de Bengoa

Baserri ezkutua, bide arruntetatik baztertua, horixe zen Atxin. Becerro de Bengoak berak ere “Descripciones de Alava” (1880) bere liburuan honakoa idatzi zuen Atxingo isolamendu hartaz: “En las arboledas de los caseríos que se cobijan al pie de la majestuosa peña de Amboto están las anteiglesias de Gánzaga y Echagüen, y desde allí parte el camino de las soledades de Achin…”

Honainoxe Becerro de Bengoaren deskribapen xumearekin. Nahikoa da, uste dut, ideia bat egiteko Atxin baserrikoak inguratzen zituen giro isolatuaz. Eta besterik gabe, joan gaitezen aurrera, gaurkoan azaldu nahi dudan krimenarekin.

Lehen albistea Madrileko “El Español” egunkarian irakurri nuen, 1845eko azaroaren 30eko zenbakian. Honela zioen, Gasteizen sinatutako kronikak: 

“Días pasados fue extraído de Francia y conducido a ésta un criminal que se fugó el año 43 a aquel reino por varios y horrendos delitos que cometió en una sola noche en un caserío próximo a la villa de Aramayona en esta provincia, cuya causa se siguió en rebeldía, recayéndole sentencia de garrote, en primera instancia, que fue confirmada por la excelentísima audiencia territorial. Parece que los crímenes que perpetró fueron robo, violación de una joven, heridas de muerte a cuatro personas y por último incendio de la casa en donde le habían tendido una mano generosa concediéndole hospitalidad por aquella noche. 

Empero sus dañados deseos no fueron del todo realizados, porque afortunadamente los que él creía asesinados por su aleve mano, se restablecieron con el tiempo, curándose de las profundas heridas; y la divina Providencia que velaba por aquellos infelices, que casi exánimes yacían en el suelo, no permitió que las llamas los devorasen, pues el pronto socorro de los vecinos hizo que el fuego no se propagase por todo el edificio. Un pastor que pudo escaparse de la casa saltando por una ventana, dio parte del suceso, consiguiendo salvar a sus amos de una muerte segura” 

Honaino jazoeraren laburpena, distantziatik eta jazotakoaren gaineko zehazkizun handirik gabe burutua. Dena den, baliagarria dugu, ondoko lekukotasun idatzietara sartzeko, oraingoetan gaizkile haren epaiketara garamatzatenak.  Segi dezagun, beraz. Azkoitian epaitu zuten kriminala eta honela zioen  Madrileko “El Heraldo” egunkariak 1846ko otsailaren 13an, prozesuko aktetan oinarrituta: 

“Al anochecer del día 17 de octubre de 1843 se presentó en el caserío Achín, término de Aramayona, un hombre joven como de 25 años, alto de cuerpo, bastante grueso, con ojos y pelo negro, y vestido de pantalón de pana oscuro, faja encarnada, camisa blanca, pero sin chaleco, chaqueta de cubica azul, sombrero chambergo y alpargatas, llevando a las espalda una pequeña maleta. Este hombre, que hablaba el vascuence como se acostumbra en Azcoitia, suplicó al dueño del caserío Francisco Arrizabalaga que por aquella noche le concediese hospitalidad. El bueno del Francisco accedió desde luego a la súplica y dejándose llevar de su generosidad ofreció de cenar a su huésped; pero éste no quiso aceptar diciendo que había merendado en la villa de Ochandiano, y solo tomó, como él dijo, una friolera. 

Mientras el labrador cenaba con su familia, compuesta de su hija Isabel y de tres sobrinos llamados Bautista, Josefa y José, el joven forastero con una espontaneidad rara y sincera les hizo la historia de parte de su vida, diciéndoles que entonces venía del valle de Mena, donde había estado todo el verano trabajando en unas carboneras y se dirigía a su casa situada en Azcoitia. Añadió después que durante los meses de verano de 1842 también se había ocupado en trabajos de la misma clase en los montes cercanos al santuario de Urquiola y luego en los de Besaide, sin omitir en todo las más pequeñas minuciosidades, como fue designar el nombre de los amos a quienes había servido y hasta el de la persona que había cuidado de lavarle la ropa. Harto caro debía luego costarle esta franqueza y nunca se arrepentirá bastante de su falta de previsión” 

Frantzisko Arrizabalaga baserriko ugazaba Zegaman jaioa 1784an eta Atxinera heldu zen Juana Mendia Gorostizarekin Atxondon 1811an ezkondu ondoren. Isabel izan zuten alaba, 1816an Atxondon jaioa. Bitxia da istorio honetan ez dela Juana aipatzen, nahiz eta itxura guztien arabera Atxinen bizi zen, Frantziskoren emaztea Oletan ehortzi baitzuten 1869an. Suposatzen dut Atxinen hilko zela. Isabel alaba ere Aramaioko zenduen erroldan agertzen da, 1883an, Oletako liburuetan. Baina segi dezagun istorioarekin. 

“No bien se acabó la cena, cuando Francisco
Arrizabalaga se retiró a descansar a una habitación solo, y las dos mujeres Isabel y Josefa se marcharon juntas a otra, quedándose para acompañar al forastero los jóvenes hermanos Bautista y José. Acostáronse los tres en un cuarto inmediato a la cocina y tan luego como los dos hermanos se durmieron, despertó el huésped a Bautista para que le enseñase la habitación donde su tío dormía. Aun cuando esta exigencia fue hecha con esforzada dulzura, no por eso se dejó engañar el Bautista y una vez y otra se negó a ello, sin que tampoco alcanzara a ablandarle las ofertas interesadas del criminal que quiso deslumbrarle, prometiéndole dar cuarenta reales. Viendo ya que no había medio de conseguir buenamente su objeto, recurrió a las amenazas y como tampoco produjeron efecto renunció a valerse del joven Bautista y le despachó a dormir, previniéndole que no gritase ni hiciera ruido so pena de pagarlo con la vida. 

Entonces encendió un mechón de paja y alumbrándose con él se entró en la habitación donde Isabel y Josefa dormían; intimó a la primera el mismo mandato que al Bautista; pero ella también lo resistió y solo cuando la hubo maniatado y amenazándola de muerte fue cuando el miedo la obligó a acceder. Guiado, pues, por la amedrantada y temblorosa hija, llegó al cuarto del padre, que confiado y tranquilo dormía profundamente. Despertóle también y amenazándole de muerte con una navaja le dijo que en el acto le entregara mil reales. No tenía el labriego tal cantidad y le suplicó que no le matase y dentro de pocos días cuidaría de llevárselos al punto que le designara, aunque para ello tuviera que hacer algún sacrificio. 

El guipuzcoano que desde luego, quería llevarse el dinero no se dio por contento con esta sincera promesa y después de maniatar también al Francisco le dio una cuchillada en la garganta y le dejó por muerto. En seguida obligó a la Isabel a volver a su cuarto, y como si todavía no hubiese la infeliz padecido bastante, quiso saciar en ella su carnal apetito. La intensidad de su dolor y la invencible repugnancia que hacia el asesino de su padre sentía, vinieron a acrecentar las fuerzas que el pudor le inspiraba, y durante un largo rato pudo resistir los brutales esfuerzos de aquel monstruo. Pero él supo ayudar su fuerza con la industria y después de atarla fuertemente con un cordel, y hacer otro tanto con la Josefa, ya pudo a mansalva conseguir su objetivo. Una vez satisfecha su brutal lascivia, dio a cada una de las jóvenes dos puñaladas y encargándoles con cruel ironía que durmiesen bien, se salió dejándolas anegadas en sangre. Al llegar a la cocina encontró a Bautista, que dando gritos acudía hacia donde había oído los lamentos de su prima y para hacerle callar, le acometió furioso y le dejó tendido con cinco puñaladas. 

Tantos delitos juntos no habían podido saciar los criminosos instintos de aquel bárbaro joven. Su imaginación fecunda cual ninguna para inspirarle atrocidades no tardó en sugerirle una que debía ser el colmo de todas. Al ladrón nocturno, al cobarde asesino, al violador de doncellas, le cuadraba sin duda hacerse el incendiario, y por eso aquel monstruo, encendiendo otro mochón de paja fue y prendió fuego a un depósito de ella que había en la cuadra. Inflamóse el pajar al momento y a los pocos instantes ya se habían apoderado las llamas de todo el edificio y sus desgraciados habitantes, que anegados en su sangre y sofocados por el humo hubieran debido perecer víctimas del incendio, tuvieron la fortuna de salvarse milagrosamente. El inminente peligro de abrasarse les inspiró a todos fuerzas y valor y saliendo los unos por la puerta y la pobre Isabel arrojándose por una ventana, consiguieron salvarse de las llamas e ir a guarecerse a un abejal cercano. 

El incendio y los gritos atrajeron bien pronto los labradores del contorno y en tanto que los unos procuraban apagar el fuego que devoraba a Achín, otros auxiliaban a su modo a los heridos y alguno fue a dar parte al alcalde de Aramayona. Con efecto, a la mañana siguiente llegó este alcalde, y después de prestar a los heridos los socorros posibles, comenzó las averiguaciones judiciales. 

Por las señas que del criminal dieron los heridos y por la minuciosa conversación que mientras cenaron les tuvo, se descubrió haber sido M.A. el menor, natural de Azcoitia, pues evacuadas las citas que en su relación había hecho, todas resultaron exactas y concurrieron a identificar su persona de una manera indudable. Ni el alcalde de Aramayona ni el juez de Azcoitia, a quien  se remitieron las diligencias, pudieron conseguir la captura del reo, ni averiguar su paradero.Y seguida la causa en rebeldía fue condenado a muerte.

Entretanto los heridos habían curado todos y a principios de diciembre de 1844 llegó a noticia del juzgado que M.A se hallaba en la ciudad de Bayona y el promotor fiscal solicitó desde luego su extradición, apoyándose en que los reos de estos delitos estaban exceptuados del asilo, en virtud del tratado de 1765, que es la ley séptima, título 36 de la N.R. 

En noviembre del año último fue, por fin, extraído, y abierta de nuevo la causa se le recibió declaración indagatoria, que no dejó de producir algún mérito por sus notables contradicciones. Y reconocido en rueda de presos por los habitantes del caserío Achín se procedió a recibirle la confesión por cargos. Diligencia que a ejemplo de la indagatoria, fue preciso practicar por medio de intérpretes por no saber el reo la lengua castellana. El fiscal en su acusación ha solicitado la pena de muerte en garrote vil, el juez de primera instancia a pesar del la brillante defensa hecha por el letrado D. Pedro Lopez de Vicuña, ha accedido a la petición fiscal. No sabemos todavía si el tribunal superior aprobará esta sentencia” 

Diodan, M.A hizkien atzean zegoen pertsona Manuel Azpiazu zela, 1818ko abenduaren 25ean Azkoitian jaioa. Bestalde, 1843ko urrian Aramaioko alkatea Jose Andres Sarralde zen. Eta 1846an epaiketa jarraitu zuen alkatea, berriz, Juan Domingo Ferran.  Honaino, beraz, krimenaren eta epaiketaren nondik norakoa. Nola amaitu zen prozesua? Hurrengo batean emango dut horren berri.
 

Argazkiak: JMVM

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