otsaila 22, 2020

KARLISTAK ARRASATEN. 1872-1876. 1872ko abuztuaren 6ko operazioa


Karlismoak sustrai sakonak izan zituen Arrasaten XIX. mendean. 1830 inguruan piztu zen mugimenduak gogor astindu zuen gure herria, liskar armatuak izan zituen bi aldietan. Eta interesgarria iruditu zait pixka bat arakatzea dokumentu erregistroetan, gizarte arrasatearraren baitan korronte ideologiko politiko hark utzitako ondorioa.
Bigarren karlistada izan dut langai, 1872-1876 tartea hartzen duena. Agian aurrerago batean 1833-40 urteetan ariko naiz, baina gero gerokoa. Oraingo nire ekarpena hamar kapitulutan zatitu dut, irakurketa errazagoa egiteko. 

1.- Karlismoaren jatorria eta Arrasateko giroa
7.- 1873ko abuztuaren 7
8.- Gerra guztiek, gutxienez, bi bando dituzte
9.- Herriko bizimodua aldatzen da
10.- 1874-1876 aldia eta gerraren amaiera 
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Nioen aurrekoan, Arrasateko udal batza ez zela elkartu 1872ko uztailaren 15 eta abuztuaren 23 bitartean – behintzat modu ofizialean, ez baita aktarik. Hilabete luze horretan pertsonaia berriak azaltzen zaizkigu udaletxean, izen berriak. Zer jazo zen?  Dakiguna ez zaigu udal idazkietatik iritsi, prentsatik baino. Prentsako kazetari ugari bisitatzen ari zen Arrasate 1872ko uda hartan, Santa Agedako bainuen denboraldia uztailaren 20an ireki baitzen. 

Madrileko prentsa urte hartako ekaina eta uztailean zehar karlisten mugimenduen berri ematen ari zen, Santa Agedako balizko bezeroei arriskuaren gaineko informazioa eskainiz: ”… y la duquesa de Tetuan saldrá para los baños de Santa Águeda, si los carlistas lo permiten…” (La Epoca, 1872.06.24) Edota beste esanguratsoago hau: “Parece ser que el Sr. Sagasta (1) al despedirse de D. Amadeo, é interrogado por, éste acerca del punto á que iba á tomar baños, contestó que á Bagneres de Luzon, añadiendo que no iba á las Provincias Vascas como acostumbraba hacerlo todos los años, porque este país se hallaba infestado de partidas carlistas; al oír lo cual, según hemos oído, D. Amadeo, dijo al flamante ex-ministro que podía tomar baños en Santa Águeda, pues en caso necesario iría allí un batallón para custodiarle” (La Discusión. 1872.07-14)



Práxedes Sagasta
Gauzak horrela, abuztuaren 6 iritsi zen.

1872ko abuztuaren 6



Abuztuaren 6an operazio berezi bat prestatu zuten karlistek Arrasateko inguruetan. Zein zegoen operatiboaren atzean? Ikus dezagun istorio hura eta has gaitezen, Madrileko La Época egunkariak, 1872ko abuztuaren 8an zioenarekin:



“Podrá ser que las partidas carlistas estén, a juicio del gobierno, completamente disueltas en las provincias Vascongadas, pero no son de la misma opinión los bañistas de los establecimientos de Guipúzcoa, los cuales tuvieron el martes una alarma muy regular con la noticia de la sorpresa de que fue víctima una partida de tropa que conducía fusiles desde Mondragón a Vergara. El gobierno había destinado algunas armas a los voluntarios de la libertad de Mondragón, pero hubieron de creer estos que para poca salud valía más ninguna, pues los tales fusiles más traza tenían de cañas de pescar que de armas ofensivas y defensivas. Negáronse, pues, a recibirlos los voluntarios de Mondragón y como no fuera prudente conservarlos en un pueblo abierto, dióse orden de trasladarlos a Vergara y Zumárraga. Los escoltaba un destacamento de quince o veinte hombres de cazadores de Segorbe, y al llegar a la bifurcación de los caminos de Vergara y Oñate, del espesísimo monte inmediato se hicieron tres descargas, que hirieron levemente a cuatro soldados y de tal gravedad a otro, que falleció a las dos horas.



Debió el destacamento pensar más en su propia seguridad que en las armas, porque mientras se parapetaba en una casa inmediata, las armas fueron recogidas por la partida en cuestión, que no es nueva, sino que data de los principios de la sublevación, y mandada por un cura, según unos, por el dueño de un juego de pelota, según otros, burla la activa persecución de soldados y miqueletes. Estos, con su bravo jefe Urdampilleta a la cabeza, oyeron los tiros desde la cuesta de Descarga, pero en la batida dada por aquellos contornos nada encontraron, habiendo hecho nueve leguas en el día.



Los carlistas o los malhechores, porque a ciencia cierta no se sabía en Guipúzcoa qué nombre aplicar a los aventureros echados al campo, realizaron en el mismo día otra proeza, la de desarmar y dejar enteramente desnudos a dos miqueletes que custodiaban un puesto de aduana. La alarma entre los bañistas era grande y no deben tener mucho  honor a su país natal los que así alejan la concurrencia en la estación en que propiamente puede decirse que los vascongados hacen su agosto. Creemos, pues, que sin perjuicio de la persecución activa a la partida, debían estacionarse fuerzas bastantes para evitar un golpe de mano”

Madrileko El Imparcial egunkarian, 1872ko abuztuaren 8an ere, zentzu berdintsuan informatzen zuelarik, honakoa irakur zitekeen:

“Un pelotón de 24 soldados de Segorbe que al mando de un teniente salía a las seis de esta mañana de Mondragón para conducir a Oñate (2) unas 60 armas de fuego, fue sorprendido a la media hora de marcha en un recodo de la carretera, hacia el puente de San Prudencio, inmediato a la confluencia de los caminos de Vergara y Oñate, por una facción carlista fuerte de 100 hombres aproximadamente, al mando, según dicen, de un tal Zavalo, vecino de Alsasua, recibiendo una descarga a quema-ropa, de la cual resultaron heridos cinco soldados, uno de ellos de gravedad, que murió a las dos horas, y quedando las 60 armas que conducían en poder de los carlistas. Parece indudable que los carlistas recibieron la correspondiente confidencia de Mondragón, y en este momento nos aseguran han sido presos el alcalde y algunos más.

 La presencia, sin embargo, del valiente coronel Urdampilleta, que con sus miqueletes ha recorrido hoy todas estas montañas en una marcha de diez leguas sin descanso alguno, dejando una parte de su fuerza en cada uno de estos establecimientos de baños, ha sido bastante para tranquilizar a las numerosas familias de Madrid y otros puntos que veranean en los establecimientos de Santa Agueda y Arechavaleta”

“El Pensamiento español” egunkariak – “katoliko, apostoliko eta erromatarra” eta karlisten aldekoa- 1872ko abuztuaren 10ean honela idazten zuen:

“Según La Época, la partida que sorprendió a los cazadores de Segorbe y miqueletes cerca de Mondragón, se componía de 27 hombres, de los cuales dos se habían retirado para conducir a un caserío a otro que se había herido en una mano. Los 24 restantes, que pertenecieron a la partida de Recondo, recibieron de alguno de Mondragón el aviso de la conducción de fusiles, según supone el corresponsal de La Época. Dice también que el Cura de Garagarza, el de otra anteiglesia y el alcalde y secretario de Mondragón habían sido presos. Acusábase al primero de complicidad en la sorpresa de las armas y de no haber querido oír en confesión ni prestar los auxilios al cazador que después murió, así como al alcalde de no haber suministrado lo necesario para los heridos. Excusado nos parece decir que tales acusaciones son notoriamente calumniosas. Lo del alcalde es absurdo y no hay sacerdote católico capaz de lo que se atribuye al Párroco de Garagarza”

Liskar armatu harekin, antza denez, Arrasateko tropen operatibitatea txikitua geratu zen eta Madrileko gobernuak mugimenduak egin zituen bere estrategian. Dakusagun zer dakarren La Época egunkariak, abuztuaren 11an:

“Para extinguir la única partida que queda en las provincias Vascongadas, se ha puesto en movimiento numerosas fuerzas, al mando del brigadier Ruiz Dana. Éste, ganoso sin duda de justificar su reciente entorchado, se hallaba el viernes en Mondragón, con el batallón de cazadores de Segorbe y alguna caballería. Aseguraba a todo el que le oía que estaba resuelto a hacer un duro escarmiento. De la partida, sin embargo, no se había vuelto a saber nada, y es lo probable que se haya disuelto, si no es que, escondida, medita algún otro golpe de mano.

La continua movilidad de la tropa ha infundido confianza en los bañistas, que seguían ocupando todos los establecimientos sin que una sola familia hubiera creído conveniente alejarse por temor a los carlistas”

Baina ordurako, San Prudentzioko borrokan ibilitako karlisten burua, identifikatu ez ezik baita harrapatua ere zegoen. Manuel Santa Cruz zen erantzulea, Santa Cruz Apaiza gerrillaria, eta huraxe izango zen, apaizak gerrako bere ibilbidean urte hartan izango zuen azken geltokia. La Época-k ere abuztuaren 9an, informazio orokorrean erdi galduta, Santa Cruz apaiza atzeman zutelako albistea ematen zuen:

“El jefe de miqueletes Urdampilleta, con los individuos puestos a sus órdenes y la segunda compañía de Segorbe, ha hecho prisionero en los altos de Besaide, Vizcaya, al cabecilla cura de Hernialde, don Manuel Santa Cruz, jefe de la partida que asaltó cerca de Mondragón a una fuerza del ejército que conducía armas de fuego. Dicho prisionero ha sido conducido a Aramayona. Las fuerzas de Urdampilleta continúan su batida contra el resto de dicha partida”

“El Pensamiento español” egunkari karlistak 1872ko abuztuaren 10ean, aurreko albisteari buruz argitaratu zuen:

“Acerca del Presbítero Sr. Santa Cruz, preso, no sabemos en qué condiciones, dice La Época: “Conducido a Aramayona, confesó quién era, que llevaba 900 reales para racionar su gente y que no se había presentado a indulto por creer espirado el plazo. También declaró, y esto es importante, que las ordenes superiores eran para que todas las partidas se disolviesen, guardando las armas en lugar seguro” Nos parece destituido de todo fundamento lo relativo a la declaración del Sr. Santa Cruz, especialmente lo de la órden de disolución"
Santa Cruz apaiza eta bere taldea


Baina gauza gogorrak gertatzen ari ziren Arrasaten eta Madrileko prentsatik zetorren albiste jario ez zuzenari aurre egin nahi izan zion Miguel Madinabeitia udal idazkariak.  Ikusi dugun bezala, Madinabeitiak zuzen zuzenean segitu zuen urte hartako gora behera guztien prozesua. Bestalde, ezaguna zen ez zituela karlistak gogoko. Horregatik, ondoko eskutitzean dioena gertatutakoaren deskribapen zuzena  dela esango nuke. Dakusagun, beraz, “El Pensamiento Español” egunkariaren zuzendariari azaldutakoa. Honela zioen: 

“He visto en el número 3825 de su ilustrado periódico que el corresponsal de La Época refiere con bastante exactitud lo ocurrido en las inmediaciones de esta villa la mañana del día 6; pero las apreciaciones que después hace y la alusión a mi persona como secretario de este ayuntamiento, me obligan a tomar la pluma para desvanecer ciertos conceptos que en lo demás aparecerían como absurdos y calumniosos.

Empezaré por decir que el honrado y laborioso industrial D. José Mendizabal ejercía el cargo de alcalde por delegación, contra su voluntad y nada más que porque otros fueron más afortunados que él para desprenderse de tan pesada carga. Jamás he oído, ni creo que hubiese conspirado, ni poco ni mucho en política, pues debo pensar que tiene bastante que hacer en atender a los 30 ó 40 operarios que trabajan en su taller de cerrajería. Lo que sí puedo asegurar, sin temor de ser desmentido, es que aquel hombre apenas hizo la digestión desde el momento en que por no querer recibir los voluntarios las armas que a solicitud suya se habían traído, se persuadió de que habría que devolverlas a San Sebastián. 

Impaciente por el deseo del acierto y por evitar que incurriera en responsabilidad, dio los pasos oficiales que tenía que dar, y dispuesto un bagaje carro para la conducción, pidió y obtuvo del jefe de destacamento de este pueblo un piquete de soldados para la custodia, así como otro de miqueletes para el propio fin. ¿No bastan estos precedentes para conceder a un funcionario público la buena fe?  ¿O han de ser responsables los alcaldes de los pueblos de cuantos incidentes desgraciados ocurra a la tropa.

Sangre de horchata se quisiera tener para oír impasible que el alcalde fue acusado de no haber administrado lo necesario para los heridos. Semejante acusación, lanzada a un pueblo que, con relación a sus recursos, es el más castigado de España, porque van cuatro meses largos que está convertido en comedero, es soberanamente ridículo. Bien se conoce que el corresponsal de La Época no ha pasado quince días entre nosotros y, por consiguiente, ignora nuestro carácter franco y hospitalario. Precisamente en suministrar lo necesario a los heridos es en lo que mayor celo y actividad desplegó el Sr. Mendizabal, pues tan luego como se tuvo noticia de la sorpresa y de que, desgraciadamente, hubo derramamiento de sangre, voló él mismo a preparar el coche a fin de que los facultativos titulares acudieran con celeridad al sitio, llevando además una camilla que se hizo para el infortunado Uribarri, y se hallaba sin estrenar. 

Recogidos los cinco heridos en el hospital, se presentó el alcalde al capitán jefe de los cazadores de Segorbe, destacados en esta villa, a ofrecerle sus servicios, y esta prueba de sumisión le valió el ser vejado públicamente y encerrado en la cárcel, sin miramiento alguno y cual si fuese un salteador. Como uno de los heridos se hallase de gravedad, fue llamado y acudió presuroso el párroco de esta villa D. José María de Betolaza, virtuoso e ilustrado sacerdote, que prodigó al moribundo los consuelos de la religión católica, y le preparó para la vida eterna. Es de notar que al salir de su casa este señor, en cumplimiento de su sagrado ministerio, fue insultado a su paso por unos hombres armados que, lo digo con satisfacción, no son soldados del ejército; pues estos, valientes en la lid, saben respetar, cual otro ninguno, a los ministros del señor.

He aquí desvanecida la especie de que el Cura de Garagarza se había negado a oír en confesión al desgraciado cazador que murió. Garagarza es barrio distante tres cuartos de hora de Mondragón, y aunque depende de su municipio desde 1391, como parroquia es independiente, y mal podía habérsele llamado a su cura para asistir en el hospital de la villa. El afán de perseguir a esta respetable cuanto desgraciada clase, no omite medio alguno, por absurdo que parezca, y es uno de tantas la patraña que he referido. 

El día 7 por la mañana, mientras se celebraba el entierro del malogrado cazador (que el cabildo lo ha hecho de gracia y sin retribución alguna) formó en la plaza como una compañía de tropa y fueron bajados de las cárceles D. José Mendizabal, alcalde, D. José Mendia, secretario del juzgado municipal, y Francisco Balanzategui, carretero que condujo las armas. Se hizo venir bajo un especioso pretexto al inofensivo D. Cecilio Arzubialde, cura, administrador del hospital, y todos fueron atados codo con codo, y salieron entre bayonetas con dirección a Aramayona, cometiendo igual atropello a su paso con el cura de Garagarza, cuyo triste cuadro hirió la sensibilidad de cuantos tuvimos la desgracia de contemplarlo. Quiera Dios que los presuntos culpables, justificada completamente su inocencia, no tarden en restituirse a sus casas, para tranquilizar a sus atribuladas familias que hoy lloran su ausencia. Miguel de Madinabeitia. Mondragón 12 de agosto de 1872” 

Jose Mendizabal alkatea, Joxe “Txakolin” gaitzizenarekin ezagutua, industriala zen eta sarrailgintzako enpresarik handienetakoa zeukan Arrasaten. Madinabeitiak – goian nioen moduan, karlisten etsai amorratua- berak ikusitakoaren defentsa egin zuen bere alegatoan. Hala ere, Madrileko prentsak jo eta je ihardun zuen alkatearen... eta baita Madinabetiaren beraren kontra ere. Arrasateko kaleetan izua izango zen ordu haietan, zalantzarik gabe, beti bezala hiritargo zibila zelarik gehien pairatu zuena. Aramaiora eraman zituzten presoak, Aramaion seguruagoak edukiko zituztelakoan. Artean Aramaio gubernamentalen eskuetan zegoen eta une haietan ere Gasteizen Primo de Rivera jenerala zegoen, tropa espainiarren Euskal Herriko Kapitan Nagusia. Azkenik, presoak Gasteizera eraman zituzten.




(1) Sagasta lehen ministro ohiari buruz ari da eta Amadeo de Saboya orduko erregea da bestea
(2) Ez dut uste Oñatitik joango zirenik Zumarragara.



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