Santa Barbarako bazter bat |
“Si el día de
la Ascensión hace buen tiempo se celebrarán en él (Santa Barbaraz ari da) la anual romería, con el concurso de la juventud de este pueblo y la
de Arechavaleta, que amenizada con la música y el tamboril resulta animada y
pintoresca.
Son muchos los
que han estado en Mondragón y no conocen aquel sitio. Para éstos es para
quienes escribo estos renglones publicados ya hace siete años. El primitivo
nombre del monte en que se celebra la fiesta es Arrasate, en cuya cumbre mandó
construir un castillo el rey de Navarra don Sancho Abarca el año 908 (1), y que
fue demolido por real cédula de Enrique IV, expedida en Vitoria el 30 de Marzo
de 1457, que se conserva el original en el archivo"
Gaztelako Enrike IV |
"El nombre actual de Santa Bárbara data del año 1653, porque una señora llamada doña Bárbara Abarrategui erigió en aquel prado una ermita dedicada a su santa, con un retablo a la Ascensión. Son varias y curiosas las vicisitudes por que atravesó la ermita con las guerras y trastornos de aquella época y durante la guerra de Napoleón estuvo destinada a retén y acabó de arruinarse. El año 1861, un grupo de señoras a cuya cabeza figuraba la condesa de Monterrón dio pasos para reedificarla, pero la idea no prosperó por el engorro del expediente.
Existen allí
árboles plantados por la oficialidad francesa, como recuerdo de despedida al
levantamiento de la guarnición y terminación de la guerra de la Independencia.
Gustaba tanto este sitio al general Zarco del Valle (2), que años antes de la
primera guerra civil formó a su costa un pequeño jardín, cuyos vestigios aún se
notan. Existe también el asiento llamado “del médico” porque un titular de la
villa lo hizo a sus expensas en un sitio donde se domina el convento de San
Agustín. A un redactor de El Imparcial que frecuentaba el sitio cuando Santa
Agueda era Santa Agueda, le sugirió la idea de escribir una leyenda que resultó
curiosísima, porque como es natural, figuraba en ella como protagonista una
joven monja.
Finalmente, a
la falda nordestal de dicho monte hay un barranco sombrío, convertido en espeso
matorral, que es donde para la traída de aguas potables a la villa se construyó
el depósito. Cuando las excavaciones para su emplazamiento, y a unos tres
metros de profundidad, se encontraron dos monedas de cobre, no de gran tamaño,
que las adquirí a cambio de una pequeña gratificación.
Fita arkeologoa |
He omitido algunos detalles para dejar sitio a otra relación más interesante y de pluma mejor cortada que la mía. Tal es la impresión que el paseo de Santa Bárbara causó al ingeniero redactor jefe de “La Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento” que, con su señora, subió allá en una hermosa mañana de Agosto de 1878, y escribió lo siguiente:
Uno de los más bellos paisajes de Guipúzcoa, poco conocido de los
forasteros que concurren a tomar las aguas de Escoriaza, Arechavaleta y Santa
Agueda, se halla en las afueras de dicha villa de Mondragón. Es un elevado
monte denominado Santa Bárbara y que sirve de paseo público. Está situado al
Oeste de la población, siendo sus más encantadores adornos los que le otorgó la
naturaleza, con elevados robles y fondo de tupido césped de gramíneas. Las
zarzas contribuyen espontáneamente al adorno; la yedra se eleva enroscándose a
los troncos como serpientes. El terreno es de buena clase y ha favorecido las
plantaciones del hombre, para ornamentar con mayores atractivos a Santa
Bárbara. Las acacias se han dado allí admirablemente y forman los más espesos
bosques de esta selva particular.
Hay además bellísimos criaderos de plátanos de Oriente, que contando
unos tres años, anuncian ya dimensiones gigantescas. Dos entradas tiene este
paseo, desde la falda del Norte por su parte del SE. Desde aquí van las calles
de árboles costeando la montaña por rampas suaves hasta juntarse con una bella
explanada del lado opuesto: desde aquí los paisajes son encantadores. La
explanada se halla a una mitad de su altura, y para alcanzar la cumbre aún
restan más numerosas calles que suben por caprichosas vueltas hasta confundirse
con la rotonda de la cima. Esta rotonda
la forma un círculo de altísimas acacias y robles puestos a cuatro o cinco
metros unos árboles de otros. En el centro hay un magnífico cedro y el que se
encontrase por primera vez junto a dicho árbol, sin saber la salida, viendo por
todos lados espeso bosque y el cielo a través de su follaje en todas
direcciones, creeríase transportado a un lugar de encantamiento cuya salida no
podría adivinar.
El paseo es un bosque
por todas partes y por todas también tapizada de fina yerba; bordeando las
calles quedan algunos rocales de la época en que este paseo se cuidaba más que
en la actualidad. Algunas flores esparcidas caprichosamente aumentarían los
naturales encantos, pero los tiene muy grandes, sin embargo en sus soberbias
bóvedas de follaje, en sus misteriosas espesuras, en su vegetación exhuberanta
y en los dilatados panoramas que se divisan. Eduardo Abela”
Madinabeitiak
aurreko testua “Euskal Erria” aldizkarian ere publikatu zuen 1886an (4), eta
orduan datu gehiago eskaini zituen. Hona hemen:
“En 1808 y en 1836 se
abrieron cimientos y aun levantáronse paredes para fortificaciones en el mismo
sitio donde fue el Castillo. El magnífico cedro de que habla el Sr. Abela,
procedente del palacio de Zubieta en Lequeitio, fue traído por su dueño D.
Carlos Adan de Yarza, descendiente por línea materna de este pueblo y plantado
el año 1854”
(1)
“Otros niegan su existencia con
anterioridad al año 1200, fundándose en que el arzobispo D. Rodrigo no hace
mención alguna de él, entre los que se entregaron al rey D. Alonso VIII, siendo
así que cita otros que tuvieron esta suerte en la provincia. También es
tradicional, aunque no está basado en la historia, que las cercas de este
pueblo y las del Castillo principiaron a construirse de orden de Ponce de
Morentain, en la época en que Guipúzcoa dependió de los reyes de Nabarra. Como
quiera que esto sea así, es lo cierto que el castillo existió como lo atestigua
Garibay, que conoció sus vestigios. Fue desmontado en el sétimo año del reinado
de D. Juan II y acabado de demoler por su padre (jakina, Madinabeitiak idatzi beharko zuen "su hijo") D. Enrique IV, según cédula del
30 de marzo de 1457. En el siglo XVI era costumbre hacer salvas de mosquetes
desde este punto, cuando transitaban las personas reales por uno u otro lado de
la confluencia de los ríos Deva y Aramayona. (Miguel Madinabeitia)
(2) Antonio Ramón Zarco del Valle
espainiar ejerzitoaren burua izan zen 1823an eta Angulemako Dukearen
aginduetara ari ziren frantziar tropen kontra egin zuen. Fernando VII
Espainiara itzuli zenean, boteretik kendu zuen Zarco del Valle. Baina lehen
karlistada hasi zenean, karlisten kontrako errepresioa eratu zuen.
(3) Padre Fita. Jesuita (1835-1918)
Historialaria eta arkeologoa.
(4) Euskal-Erria: Revista Bascongada San
Sebastián. T.15 (2. sei hilabetea. 1886), p.
433-435
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