Kanpazarko bidea |
Euskal Herriko zenbait puntutan XIX. mendeko
hiru urte izan ziren larriak osasun egoeraren aldetik: 1859, 1865 eta 1885.
Kolera morbo asiarrak jo zuen gogor, batez ere Bizkaian, eta zehazkiago, meategietako
lurraldean. Hori dela eta, Bizkaiko Diputazioak agindu zuen osasun kontrolerako
zaintzaileak jartzea probintzietako mugetan, Bizkaitik atera edo sartzera
zihoazen pertsonentzat. Arrasatera ez zen izurritea heldu baina, ikusiko dugun
bezala, Bizkaiak ezarritako kontrolen ondorioa pairatu zuen.
Ondokoa Miguel Madinabeitia historialariak
kontatzen du, kronikagile bezala, “El Noticiero Bilbaíno” egunkarian. Arrasaten
1885eko abuztuaren 16an sinatua, 3550 zenbakiarekin argitaratu zioten. Irakur
dezagun:
“Al que por la
misericordia de Dios se libre del cólera este año, asunto le quedará, si quiere,
para formar una crónica de eso que ha dado en llamarse con propiedad Cantonalismo
sanitario, con la particularidad de que si hoy se denuncia un hecho
arbitrario, exagerado o como quiera calificarse, en que ha jugado el papel de
víctima uno cualquiera, que por su industria, comercio o modo de vivir no puede
estarse metido en casa, al siguiente día viene la prensa justificándolo; de
suerte que todo lo obrado está bien hecho y a las mil maravillas. Voy, pues,
también yo a apuntar un hecho, a ver si se me desmiente.
Hoy hace ocho días que entre los muchos vizcaitarras que acuden a la plaza de este pueblo a vender fruta u hortaliza, según la época, vinieron dos que regresaban a mediodía a sus casas. Mas al llegar al alto de Campanzar se les cerró el camino por los encargados de la inspección en aquel punto, a causa de que no llevaban patente de sanidad, por lo que mi buena gente tuvo que desandar con un sol tropical los cuatro kilómetros andados. El que esto escribe, a las dos y media de la tarde puso a la firma del alcalde con el sello de la corporación un documento que en sustancia decía así:
“… Certifico que Francisca Milicua y Pedro Lejarreta, vecinos de Bérriz (Vizcaya) salen en el día de hoy para dicho pueblo, procedentes de esta localidad, donde la salud pública es completamente satisfactoria y no existe epidemia alguna contagiosa. Y para que conste, etc…”
Vueltos a ganar segunda vez la cuesta los interesados, con la fatiga que es de suponer, se les sujetó todavía a otro martirio, y era que la patente no estaba en regla, según la alta ilustración de los señores peones camineros, quienes les exigieron imperiosamente la presentación de las cédulas personales, si habrían de continuar su camino. ¿Por qué no hicieron la misma exigencia en el primer viaje, sin aguardar al segundo de aquellos desdichados? Y si cédulas ¿para qué patentes? Y si patentes ¿para qué cédulas?
¿Y quiénes son los peones camineros de Vizcaya para tachar el documento que va descrito? Lo cierto es que los dos pacíficos y honrados vecinos de Bérriz, a cuya defensa y defensa propia mía, he trazado estos renglones, tuvieron que enviar un propio a sus casas por la cédula personal y estarse entretanto sufriendo las torturas que cada cual puede suponer que pasarían.
Hoy hace ocho días que entre los muchos vizcaitarras que acuden a la plaza de este pueblo a vender fruta u hortaliza, según la época, vinieron dos que regresaban a mediodía a sus casas. Mas al llegar al alto de Campanzar se les cerró el camino por los encargados de la inspección en aquel punto, a causa de que no llevaban patente de sanidad, por lo que mi buena gente tuvo que desandar con un sol tropical los cuatro kilómetros andados. El que esto escribe, a las dos y media de la tarde puso a la firma del alcalde con el sello de la corporación un documento que en sustancia decía así:
“… Certifico que Francisca Milicua y Pedro Lejarreta, vecinos de Bérriz (Vizcaya) salen en el día de hoy para dicho pueblo, procedentes de esta localidad, donde la salud pública es completamente satisfactoria y no existe epidemia alguna contagiosa. Y para que conste, etc…”
Vueltos a ganar segunda vez la cuesta los interesados, con la fatiga que es de suponer, se les sujetó todavía a otro martirio, y era que la patente no estaba en regla, según la alta ilustración de los señores peones camineros, quienes les exigieron imperiosamente la presentación de las cédulas personales, si habrían de continuar su camino. ¿Por qué no hicieron la misma exigencia en el primer viaje, sin aguardar al segundo de aquellos desdichados? Y si cédulas ¿para qué patentes? Y si patentes ¿para qué cédulas?
¿Y quiénes son los peones camineros de Vizcaya para tachar el documento que va descrito? Lo cierto es que los dos pacíficos y honrados vecinos de Bérriz, a cuya defensa y defensa propia mía, he trazado estos renglones, tuvieron que enviar un propio a sus casas por la cédula personal y estarse entretanto sufriendo las torturas que cada cual puede suponer que pasarían.
La Diputación provincial
de Vizcaya, con la dignidad de que justamente blasona, debía ordenar a esos
peones camineros que se contengan en los justos límites de la prudencia, porque en lo demás el público tendrá derecho
a juzgarles según su modo de proceder”
Kontxa Lejarreta |
Honaino Madinabeitiak egiten duen azalpena.
Diodan, bitxikeria bezala, bi berriztar haietako bat – Pedro Lejarreta- XX.eko
bigarren hamarkadan Arrasatera ezkondu zen Kontxa Lejarretaren aitona zela.
Emakume horri zor zaio, Jose Manuel Arriola herriko udaltzain ospetsuaren “Dongi”gaitzizena, behin txoko honetan azaldu nuen moduan.
Amaitzeko, gehi dezadan “El Noticiero Bilbaíno” erabat bat etorri zela Madinabeitiaren kexarekin. Kronika argitaratu eta biharamunean irakur zitekeen, “Extorsiones torpes o mal intencionadas” titulupean:
Amaitzeko, gehi dezadan “El Noticiero Bilbaíno” erabat bat etorri zela Madinabeitiaren kexarekin. Kronika argitaratu eta biharamunean irakur zitekeen, “Extorsiones torpes o mal intencionadas” titulupean:
“Nuestros lectores verían ayer una carta de
nuestro fidedigno y en todos conceptos estimado corresponsal de Mondragón, en
que se denunciaban extorsiones inconcebibles causadas a dos vecinos de Bérriz …
Hay en España tal propensión al de autoridad, aun por los que están revestidos
de la más limitada, que hasta el alguacil y el peón caminero se creen con la
representación directa y discrecional del jefe supremo del estado … Es
indispensable que las autoridades superiores de Vizcaya hagan supremos
esfuerzos para evitar a los viajeros extorsiones torpes o mal intencionadas,
como las que ayer nos denunciaba nuestro corresponsal de Mondragón”
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