maiatza 13, 2020

ARRIARAN II. FELISA IBAÑEZ DE OPAKUAren LUMATIK



Felisa, bere senarra eta alaba nagusiarekin
“Anochecer con laureles” titulatu zuen Felisa Ibañez de Opakua arrasatearrak bere artikulu bat, 1957ko ekainaren 22an Diario Vasco egunkarian publikatua. Herriko jaien bezperan zenbaki berezi bat osatu zen eta Felisari egokitu zitzaion artikulu mamitsua aurkeztea. Aurreko beste ekarpen batzuetan aritu naiz emakume horri buruz, idazteko zaletasun handia zuena eta ondo idaztearen adibideak utzi zizkiguna. 

Oraingo gai honek 1955eko gertaera garrantzitsu bat hartzen zuen ardatz, eta herrian gutxitan bizi izandako giroa islatu nahi izan zuen Felisak. Hain zuzen, 1955eko maiatzaren 15ean Bergaran Arriaran II-k  pilota norgehiagokako txapela irabazi ondokoa. Ez da partiduaren kronika, herritarren erantzuna baino.Utz diezaiogun Ibañez de Opakuaren lumari zehaztapenak ematen: 

“Unas campanadas de la torre de nuestra parroquia anunciaba el alba de un día primaveral. Era el 6 de mayo de 1955 (1), fecha concertada para celebrar el Campeonato de Pelota a Mano, entre Miguel Soroa, campeón de España, y Arriarán II. La gente aficionada madrugó más que de ordinario. También se advertía la presencia de numerosos forasteros, que unidos a nuestros paisanos, animaban las calles y plazas, formando los consiguientes corrillos y creando en el pueblo la impetuosa corriente de los comentarios. 

Musika banda, Munarrizen zuzendaritzapean
El partido se celebraba en el Frontón Municipal de la vecina villa de Vergara. El sol brillaba con todo su esplendor, como queriendo sumarse a nosotros como un aliado más. A las once y media de la mañana comenzó el partido. Las noticias de los receptores nos hicieron vivir momentos de esperanza y de inquietud debido a las alternativas del partido. Era curioso observar a niños de corta edad, que olvidándose de sus travesuras y pegados a los receptores, seguían los pormenores del partido punto por punto, quietecitos como estatuas de sal. 

Con el resultado 22-13 terminó el partido, proclamando campeón a Arriarán II. Unos minutos más tarde, el nuevo campeón dedicó por radio un cariñoso saludo a Mondragón y a su familia, comunicando que había conquistado la boina para Mondragón. ¡El júbilo fue enorme! Como movidos por un resorte, todo el pueblo se echó a la calle y aplaudimos enardecidos, lo mismo que si el campeón lo hubiéramos tenido delante. Los bares y cafeterías anunciaban con grandes caracteres la victoria del pelotari y grupos de niños, entre cohetes y chupinazos que inundaban el pueblo, recorrían las calles, entonando como un alegre cale-jira, la canción del Alirón. 

Por la tarde, cursaron instrucciones para recibir al campeón, fijándose la hora a las ocho en el sitio denominado El Portal, punto estratégico y corazón del pueblo. Media hora antes de la fijada, una masa humana desbordaba el citado lugar y calles adyacentes, quedándose el resto del  pueblo completamente desierto. Deberes ineludibles me obligaron a permanecer en casa. Me asomé al balcón. Bajo el sol ya en su ocaso, contemplé mi calle triste, silenciosa, solitaria… Mi calle (situada junto a la parroquia) mudo testigo de tantos y tantos acontecimientos nupciales, donde la gente, por las calles que desembocan, acude a torrentes a contemplar a la novia bonita … Y también el lugar en que, tras el responso funerario, nosotras las mujeres, muchas veces entre sollozos dedicamos el último adiós a los seres queridos que se van…
Pedro "Laso" argazkilariaren eta bere izeba Frantziskaren artean
Debido al grato acontecimiento la calles e encontraba completamente sola y como envuelta en un misterio. Tan solo las flores que asomaban a los balcones daban un algo … de sensación de vida. Los estampidos de cohetes y chupinazos anunciaron la proximidad de la llegada del campeón. Movida por un impulso, salí a la calles y seguido al Portal. ¡Aquello era un hervidero de gentes! Enteramente me pareció como si una línea divisoria hubiera partido el pueblo en dos y que todos los habitantes hubiéramos elegido aquella parte. 

Todos hermanados sin distinción de clases, esperábamos ansiosos la llegada del campeón. Enjambres de chiquillos se apiñaban en disputa para adquirir las mercancías de los carameleros, barquilleros y heladeros que estaban haciendo “su agosto”. Dos reclutas que llegan de permiso piropean sin medida a las pocas niñeras que nos quedan en el pueblo. Hay alegría y hay humor. Los “chachos del pavo” consultan dos y tres veces su reloj cronometrado que les anuncia la hora de la cita, indicando que ellas terminaron ya con los últimos detalles del tocado. 

Las autoridades civiles y eclesiásticas, presididas por don Julio Otaduy y Riviere y el virtuoso párroco don José Luis Iñarra, se adelantaron para recibirle efusivamente. Nuestra excelente banda municipal y la de txistularis se sumaron al entusiasta recibimiento. Dos niñas vestidas con el traje típico regional esperan para ofrecerle un precioso ramo de flores. Quise adentrarme, pero materialmente era imposible, pues había lucha para conseguir los primeros puestos. Al fin pude situarme en un lugar que abarcaba una visión de varios metros de terreno, de donde ya pude apreciar la entrada triunfal de Arriarán II. Era portador de un magnífico trofeo de plata y de la clásica y codiciada “chapela”. 

La gente al verle prorrumpió en alegres vivas, batiendo al aire las palmas. ¡No cabía duda de que todo el mundo vivía el triunfo de nuestro Joshe! Las “echecoandres” chapadas a la antigua y embutidas en sus trajes domingueros, dedicaban un caluroso aplauso al campeón que se dirige al Ayuntamiento. Una riada de vehículos se internaron por nuestras calles. Desde las lujosas carrocerías de líneas elegantes hasta las más impertinentes motos. Era tal la aglomeración, que pasaban los coches casi-casi rozándonos. Chicos y grandes cruzamos las calles a placer, sin la disciplina ciudadana de las franjas amarillas. 

Udaletxeko balkoian, ondoan Ignazio Letona "Txato Columnas"
Cuando Arriarán II se asomó al balcón principal del soberbio edificio de nuestro Ayuntamiento para dirigir unas palabras a sus paisanos que invadían la plaza, le aclamaban sin cesar, enronqueciendo las voces de sincera demostración de afecto hacia este pelotari, dos veces mimado por el público: por campeón y por sus dotes personales. Más tarde se dirigía a la parroquia, en la que a los pies de la Virgen de Aránzazu, por la que todo el pueblo, por tradición, siente gran devoción, depositó el ramos de flores y oró breves momentos. 

En la plaza, amenizada por la banda de música y txistularis, se formó una alegre y enorme romería. Los enamorados se distanciaron de aquella Babel que les impedía dar la emoción deseada a sus promesas de amor. La fiesta duró hasta altas hora de la noche. Eran más de las dos de la madrugada cuando sociedades y “peñas” cerraron sus puertas para el descanso. Mondragón vivió una de las jornadas más gloriosas de su vida deportiva. 

Cuando todo el pueblo parecía descansar, un leve rumor me despertó. Me levanté por curiosidad y corrí los visillos. Era el último vecino “somnoliento” que, aunque con sus sentidos en derrota, demostraba su amor al choco y a su gran pelotari, diciendo: “¡Arriarán campeoooón… Siempre!”

                       (1)    Data gaizki dago, finala 1955eko maiatzaren 15ean izan baitzen

Felisa Ibañez de Opakuari buruz gehiago:







Argazkiak: Arantza Alonso Ibañez de Opakua, JMVM
 





iruzkinik ez:

Argitaratu iruzkina