Erreketeak, 1937an |
Hilabete batzuetan eutsi ahal izan zioten
faxisten bultzadari baina 1937ko apirilean amore eman behar izan zuten
aramaixoarrek eta tropa frankistak herrira sartu ziren, oraintxe laurogei urte. Une haietan erregimeneko
prentsak egoerari nolako tratamendua ematen zion ikus dezakegu ondoko
lerroetan.
La Voz de España egunkari donostiarra
aukeratu dut zenbait lagin aurkezteko. Horrela, 1937ko apirilaren 22an, lehen
orrialdeko albistea zekarren ondokoa, Jazinto Aizpurua kazetariak sinatua:
“Nuestras
fuerzas se han limitado hoy a consolidar las posiciones ganadas ayer al
enemigo. He aprovechado la calma para visitar el valle de Aramayona, cuyo Ayuntamiento
comprende un vecindario de 2.500 habitantes. Este valle fue reconquistado ayer
por nuestras tropas, como ya anuncié en mi crónica anterior. El parte oficial
no dio esta noticia. Obsérvese el hecho porque tiene su significación: mientras
para el elemento civil en general las noticias oficiales de la ofensiva sobre
Vizcaya resultan grises si no consiguen la ocupación de algún pueblo, para el
mando militar la importancia está precisamente en eso que a las gentes se les
antoja poco interesante en las cotas. Y así se silencia el parte, como sin
concederle relieve alguno, la ocupación del valle de Aramayona, donde está
Ibarra, un pueblecito crecido con su magnífica Casa Consistorial, su hermosa
parroquia y sus hileras de casas de vecindad.
Hasta ayer,
aquí en Ibarra estaban los rojos. Lo estuvieron desde el mismo 18 de Julio. En
aquellos primeros días cogieron prisionero al secretario y a otras personas de
orden, alguna de las cuales asesinaron en Bilbao cuando aquel vandálico asalto
a las cárceles. Posteriormente han detenido a más gente y se la han llevado
consigo. Circulaba hoy entre el vecindario el rumor aún no confirmado de que
tres de los presos últimamente cogidos por los presos habían aparecido colgados
sus cadáveres en sendos árboles.
Este pueblo de
Ibarra, ni sus caseríos, apenas han sufrido, aparte de eso, los horrores de la
guerra. Pero la revolución deja siempre sus huellas inconfundibles allí por
donde pasa. Una fábrica de hilaturas quedó paralizada en cuanto los rojos
sentaron su dominio en el pueblo. Por esta vez no destrozaron la maquinaria,
pero robaron cuanto había, tiraron y rompieron los libros
y todo está en completo desorden.
y todo está en completo desorden.
Hay en el
pueblo una ermita y una iglesia. En la ermita los rojos dejaron gráfica
expresión de ese respeto a las conciencias de que tanto cacarean, pintando un
letrero con una orden cuya vulneración resultaba en extremo peligrosa: “Se prohíbe
la entrada” En la iglesia parroquial, a pesar de que los separatistas se dicen
católicos, hay imágenes tiroteadas y otras descabezadas. Los cepillos donde se
recogen las limosnas los dejaron los rojos en el suelo, después de
descerrajarlos y llevarse la calderilla que contenían.
Había en el pueblo un cura joven. El
párroco, un señor anciano, murió unos días antes del movimiento. Este joven
sacerdote tuvo que huir. Un día los rojos dieron fuego a un coche, por el afán
de destruir. Allí están los restos, al lado de una casa que tiene señales
inequívocas de que el siniestro empezó a propagarse en ella. Según nos dicen,
varios vecinos trataron de impedirlo, arrojando cubos de agua. El sacerdote
quiso ayudarles y se le acercaron unos milicianos: “¿Vd. qué hace aquí?”
Repuso el sacerdote que ayudaba a
apagar el fuego. Le dijeron que quedaba detenido. Entonces él pidió permiso
para ponerse ropa de paisano. Accedieron los milicianos, no de muy buena gana,
y quedaron guardando el portal. El sacerdote no volvió a bajar. Cuando los
milicianos, extrañados de su tardanza, subieron al piso, se encontraron con que
su víctima había huido por la huerta. Así salvó su vida el único sacerdote que
había en Ibarra.
En Ibarra, donde hemos visto hoy pegados en
la fachada del
Ayuntamiento, unos carteles de propaganda electoral del separatismo vasco que
dicen textualmente: “Ayudarnos. Solo así venceremos a la revolución” He aquí en
un afiche, que el tiempo ha respetado, toda la historia del separatismo vasco.
Pedía apoyo a los católicos para vencer a la revolución y a los pocos meses
formaba gobierno con ella.
San Ignazio Tertzioko erreketeak |
Por cierto, que en el Ayuntamiento
hemos contemplado hoy, no sin cierta emoción, el cuarto donde estuvo preso el
cura Santa Cruz y el balcón por donde se descolgó para huir de sus carceleros.
El riachuelo al que saltó sigue corriendo por allí como si el tiempo no pasase
para él. En realidad, el pueblo tiene hoy ambiente de antaño. Por entre riscos,
de los montes que ayer conquistaron con su sangre generosa, bajan centenares de
Requetés, con las mismas boinas rojas de entonces, cantando aquellas mismas
canciones:
“Cálzame las alpargatas/ dáme la
boina/ dáme el fusil/ que voy a matar más rojos/ que flores tiene/ Mayo y Abril…”
Las muchachitas acogen con simpatía
los requiebros de esta juventud guerrera.
Conversamos con unos requetés del
tercio de San Ignacio y nos hablan de su actuación de ayer. Refieren todo con sencillez,
como si no le dieran importancia a su heroísmo, como si no tuviesen relieves de
gesta, eso de escalar a pecho descubierto, por entre el fuego mortífero de un
enemigo parapetado excelentemente en las alturas, montes gigantes, donde los
rojos pueden darse el gusto de no desperdiciar balazos, hasta que viéndose
rodeados huyen de la muerte que sembraron”
Literatura faxistak bere estilo berezia uzten zuen, matxinatuek Aramaion aurkitu zutenaren gaineko deskribapenean. Normala. Bestalde, goian aipatutako abadea, milizianoetatik ihes egin zuena, Andres Agirre izan zen, adineko aramaixoarrek hamaika istorio kontatzen dutelarik abentura hartaz.
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