Atal
batzuk eskaini nahi dizkiot txoko honetan XX. mendeko Arrasateren garapen
integralean zerikusi handia izan zuen maisuari. Eta hori zein izan zen jakin
badakigu: Felix Arano. Noski, nik idatzitakoa bakarrik bilduko dut, Aranori
buruz gehiago eta zabal idatzi baita, eta nire asmoa “Hots begi danbolina”
blogean sail bat irekitzea da, besterik gabe, nire ekarpenekin. Batzuk
dagoeneko argitaratuta daude eta beste zenbaitzuk atalez emango ditut.
FELIX ARANO ARRASATEN (1902-1927)
PEDRO
VITERI ETA BERE EKARPENA GOGORATUZ
LEHEN BALANTZEA.1903
FELIX ARANO. MAISU ERAGILEA (2tik lehena)
FELIX ARANO. MAISU ERAGILEA (2tik bigarrena)
ARABAKO MAISUAK ARANORENGANA
ARANO MAISUARI OMENALDIA. 1925
ARANO ARRASATEKO SEMEKOTZAT. 1925
FELIX ARANOREN HERIOTZA. 1929
TERESA
GARCIA MAISTRA GOGORATUZ
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Teresa Garcia maistra, Biteri eskolako lorategian |
Aurrekoan jartzen nuen txoko honetan 1956ko
sanjuanetako jai egitaraua. Liburuxka hartan, ohi bezala, herriko zenbait
pertsonak egiten zuten euren ekarpena, gai desberdinak jorratuz. Eta denen artean
bada oso idazkiño polit bat, XX.aren bigarren hamarkadara eramaten gaituena.
Egilea ezaguna izan nuen, Felisa Ibañez de Opakua, “Txomin Txiki” Eta Felix Aranoren emaztea izan zen Teresa Garcia maistrari dago eskainita.
Felisa, Biteri eskoletako ikasle
aplikatuenetakoa izan zen. Gero, sendiaren dendaren kudeaketak
uzten zizkion une libreetan idazlea genuen. Laket zuen ipuinak izkiriatzea eta
oso ondo egiten zuela esan behar dut. Behean dagoena, 1956ko jai egitarauan
argitaratu zuena da. Lerro hauen bidez,
Felisaren eskutik, Teresa Garcia
maistrarenganako gogorapen bat nahi nuke sortu.Teresa Garcia Zaragozan jaio zen 1869 eta Bilbon hil zen 1957an. Arrasatera 1902an iritsi zen, bere senarrarekin batera, Biteri Eskolako lehen maistra izan zelarik.
“UN RECUERDO (en homenaje a la que fue mi profesora doña Teresa García (Viuda de Arano)
y en testimonio de mi eterna gratitud)
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Teresa Garcia |
Era el mes de abril. Nosotras, las escolares,
iniciábamos los preparativos para la exposición de labores y próximos los
exámenes, nos disputábamos los mejores puestos y suspirábamos por las notas más
brillantes. También se iban preparando algunas poesías para recitarlas en los
exámenes. Era el mes anhelado del calendario, pues daba un tono muy alegre a
nuestra vida escolar. Se nos concedía también en este mes un día de asueto para
festejar la llegada de las golondrinas. Estas, con sus trinos, llenaban de
armonía nuestras aulas, aunque a veces cobraban buen tributo por sus generosos
conciertos, pues nos veíamos sorprendidos con grandes lamparones en la labor y
en los cuadernos de caligrafía.
Cerca del inmueble existía un pequeño jardín que
mimosamente cuidaba doña Teresa y de quien recibíamos ordenes severas de no
arrancar ningún tallo. Con la exuberancia propia de la época iban creciendo de
día en día en él las flores y las plantas, lo mismo que nuestras vidas.
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Felisa Ibañez de Opakua |
Aquella tarde cumplíamos un castigo, que consistía
en la permanencia en clase de dos horas haciendo labor. Éramos J.L, P.Z y yo.
No recuerdo exactamente de cuál de las tres surgió la idea de evadirnos, pero
sí que la recibimos con agrado. Sin detenernos a pensar, fuimos a la galería, y
por unas ventanas entramos en un local destinado a almacenar el combustible
para la calefacción. Nos fue de todo punto imposible abrir la puerta de salida
y de nuevo volvimos a la galería. De aquí nos dirigimos a la puerta que daba
acceso a la escalera principal y que a pesar de estar cerrada con llave nos fue
muy fácil abrirla.
Las maniobras de abrir la puerta las hicimos por
turno riguroso. Aunque muy niñas supimos repartir equitativamente nuestra responsabilidad.
Una vez fuera, nos dirigimos hacia el paseo de la estación, camino del matadero.
Allí permanecimos aproximadamente un par de horas; tal vez por ocultarnos de
supuestas vigías. Y después regresamos a casa muy contentas de nuestra
aventura. Pero, ¡ay!, llegó la noche y el gusanillo de la conciencia nos empezó
a roer. Aquella noche no dormimos.
A la mañana siguiente, cuando acudimos a clase y
estaban cubiertos todos los asientos de los pupitres, doña Teresa pronunció
nuestros nombres y en fila nos dirigimos a la plataforma. Sin duda alguna
esperábamos un merecido castigo; pero no fue así. Doña Teresa, sin un reproche,
sin una queja y con su inteligencia nos hizo comprender la fealdad de nuestra
hazaña y llegó a grabar en nuestro corazón estas palabras: Quien bien te
quiere te hará llorar. Las tres llorábamos amargamente. Fue un momento de
intensa emoción. De donde estábamos pudimos apreciar, entre el grupo de
nuestras compañeras, que unas lágrimas furtivas corrían de los ojos de
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Felisa bere alaba nagusiarekin
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las más
sentimentales.
Han pasado ya muchos años. Y ahora, al cruzar la
vida, con todos sus encantos, amores, afanes y esperanzas… y al sentir de vez
en cuando en su curso inexorable a su cruel latigazo, cuando tengo (forzando mi
corazón de madre) que ser inflexible con mis niños, negándoles a veces un
capricho que les es perjudicial, me parece oír lejana y dulce la voz de mi
inolvidable Maestra doña Teresa: Quien bien te quiere te hará llorar”
Felisa Ibañez de Opakuarekin itzuliko naiz. Merezi du eta.
Argazkiak: "Pedro Biteri" liburutik eta Alonso-Ibañez de Opakua sendia