Aramaioko “G.H.A”, herriko historiaren
berreskurapena helburu zuen taldea zen 1976 inguruan, Bixente Mondragon
adiskide nekaezinaren akuiluarekin ari zena. Data hartakoa dugu “La
desaparecida del Valle” izeneko liburuxka, eta orduantxe izan zen erdi legenda
erdi errealitatearen edukiekin Manuel Diaz de Arkaiaren “Leyendas
alavesas” liburuan (1897), ondoko
lerroetan aurkeztuko dudan istorioaren gaineko lehen albistea izan nuela.
Ikusgarria da nola berrogei urteko tartean –
1851ekoa baita gertaera historikoa- legendako etiketa har dezakeen herriaren
kontzientzian. Ene iritziz, Diaz de Arkaiak ez zion bat ere mesederik egin
historiari, hain jazoera lazgarria mito antzekoaren geruzarekin estali baitzen,
nahiz eta informazio zabala zegoen Aramaioko Arexola auzoan 1851ean deskubritu
zenari buruz. Noski, denboraren perspektibatik ari naiz hitz egiten eta auskalo
nola arituko nintzen ni ere bertatik bertara bizi izan banu Arexolako “Jauregi
txiki” eraikinean. Izan ere, ondoren datorrenak ez zituen aramaioarrak
ustekabean harrapatu, vox populi baitzen Arexola-Leiba sendian gertatzen ari
zena. Baina goazen, poliki poliki xehetasunekin.
Arexola-Leiba, edo Leiba-Arexola istorio
honetan agertuko den moduan, antzinakoa genuen Aramaion, Erdi Aroko ahaide
nagusiekin lotutakoa. Eta XIX mendera arte heldu zen Arexola-Leiba sendiaren
aberastasuna, kasu batzuetan modu irudimentsuaz hazita eta baita uzkurkeriak
markatutako bizimodu ankerraz ere. Ondoan datorren testua, “La España”
egunkariak publikatu zuen 1851ko ekainaren 14an. Eta hasteko kazetariak
irakurleari xehetasunak ematen dizkio, gertaera zentratzeko. Dakusagun:
“Juzgado
de primera instancia de Vitoria. Causa formada contra D. Martin de Leiba y doña
María Manuela de Bernaola, labradores propietarios del Valle de Aramayona, por
encierro ilegal y mal trato de su hija Paula.
Acaso
no hayan Vds. olvidado los rumores que públicamente se esparcieron cuando el
señor secretario del gobierno de esta provincia, don Francisco Navarro
Villoslada, se dirigió por orden superior al valle de Aramayona a libertar de
un cruel encierro y de un trato inhumano a una joven que estaba sufriendo años
hacía, toda clase de privaciones en las ruinas de un caserío abandonado. Aunque
la curiosidad pública se ha excitado sobre manera, y esta circunstancia y la
novedad del asunto eran un fuerte aguijón para hacer tomar la pluma al más
perezoso de los corresponsales, quise, sin embargo, pagar con mi silencio el
tributo debido a los tribunales, a cuyo sagrado recinto no deben llegar, si es
posible, otras voces que las de la acusación y defensa autorizada por ley. Pero
habiéndose fallado la causa en el juzgado de primera instancia de esta capital,
y habiéndose facilitado copias de la acusación fiscal y de la sentencia, y un
extracto de las defensas, parecéme que es llegado el tiempo de que Vds.
satisfagan la pública ansiedad, insertando en su acreditado periódico los
documentos que adjuntos acompaño.
No
creo de necesidad remitir a Vds. el extracto del sumario, porque todos los
hechos están debidamente notados en la brillante y vigorosa acusación fiscal,
debida a la pluma del celoso promotor de este juzgado don José de Arana, que ha
hecho de la causa el estudio más detenido y concienzudo. Añadiré tan solo que
hasta fines del mes anterior ha permanecido la joven Paula de Leiva en el
hospital de Aramayona al especial cuidado del doctor don José Laveria y
Basañez, que en su curación ha demostrado no solo sus nada vulgares
conocimientos en medicina y cirugía, sino también el celo más recomendable,
consiguiendo hacer desaparecer las parálisis de los brazos y piernas, en
términos de que actualmente la enferma pasea con todo desembarazo y permanece
hilando la mayor parte del día. Desgraciadamente, los adelantos que en la
curación de su monomanía se han conseguido parecen muy cortos: la Paula, sin
entregarse nunca a accesos de frenesí, esclarecida por el contrario con ciertos
períodos de discernimiento, padece habitualmente una especie de monomanía dulce
y tranquila, muy semejante al idiotismo.
Por
orden del juzgado y a consecuencia de imprudentes indiscreciones cometidas por
un vigilante que el tribunal acordó poner, a petición de padres e interesados,
ha sido trasladada la Paula a esta ciudad, donde permanece al cuidado de dos
facultativos, los señores Olano y Cigarán,
de los más ilustrados de esta capital, hasta que la audiencia
territorial disponga otra cosa”
Frantzisko Navarro Villoslada aipatu du
kazetariak eta halaxe da, eleberrigile ospetsua izan baitzen Arexolara lehenen
heldu zena, Arabako gobernu zibileko idazkaria baitzen garai hartan, eta hari
egokitu zitzaion lehen instrukzioak irekitzea. Navarro Villosladak berak
aipatzen du gaia, “Amaya, o los vascos del siglo VIII” bere liburuan:
“Años hace que al autor de AMAYA tuvo la
dicha de salvar la vida de una joven emparedada en las ruinas de un caserío
contiguo al que habitaban sus padres. Cuando se la descubrió, estaba loca…”
Aipatu da ere Laberia Basañez Aramaioko
medikua eta esan behar dut oso sendagile estimatua izan zela Aramaion, eta
baita Arrasaten ere, azken herri honetako udalak bere plantillara inkorporatu
nahi izan baitzuen 1857an, baina alperrik gertatu zitzaion, Aramaion jarraitzea
erabaki baitzuen Laberiak. Baina utz ditzadan istorioarekin ez doazen
zehazkizunak eta irakur dezagun jarraian Gasteizko auzitegian izandako
epaiketaren salaketa. Testu osoa doa:
“Acusación.
El
promotor fiscal de este juzgado, habiendo visto este sumario, dice: que el
delito sobre que versa es tan extraordinario y horroroso que pueden oírse sus
detalles sin que se afecte profundamente aún el que tenga la sensibilidad más embotada.
En
los restos de una casa, en la anteiglesia de Arejola, valle de Aramayona, hay a
piso llano un cuarto ruinoso, como los demás del edificio, que se conserva. Tiene
diez y siete pies de ancho, doce y medio de largo, diez y seis pies y medio de
altura al norte, y ocho y medio al mediodía, con una ventana de cuatro y tres
cuartos pies de altura y tres y medio de ancha, a dos pies de altura del
pavimento exterior con reja volada junto a la que hay mucho moho y zarzas; la
pared del mediodía
|
Jauregi Txiki: eraikin honetan entzerratu zuten Paula |
manchada de goteras y su pavimento entablado, sucio, y en la
parte de la puerta húmedo en la dimensión de cinco pies de largo y tres de
ancho.
Dentro
de aquél se encontró el día 26 de marzo último, en virtud de denuncia, una
mujer como de 24 años, pálida, de buen aspecto, cubierta con una capa parda y
una especie de arpillera, sin otra ropa alguna, su cabellera larga y negra
estaba tendida por el suelo enredada y llena de tierra formando un pelotón.
Estaba echada en el suelo junto a la misma puerta que fue necesario romper con
precaución para no lastimarla. Cantaba monótonamente y a las preguntas que se
la hicieron solo se comprendió “Estoy triste, tengo frío” No había en la
habitación mueble alguno, ni paja, jergón o colchón, sino algunas tazas viejas
manchadas de tierra sin rastro alguno de alimento. En la puerta exterior había
un enorme y feroz perro mastín, atado a una cadena que impedía acercarse a
nadie. Una plancha de hierro y unas tablas sujetas con una palanca formaban su
primera y segunda cerradura, y la tercera una puerta regular que se abría hacia
adentro y estaba vieja y podrida. La única ventana que tenía el cuarto se
hallaba cerrada y clavada, de modo que no entraba luz sino por un agujero que
había en la puerta, hecho de intento al parecer y por una grieta de la pared
ruinosa.
Estos
hechos se comprueban plenísimamente por la diligencia o acta formada por el
secretario del gobierno de esta provincia don Francisco Navarro Villoslada, que
fue comisionado al efecto, habiéndolos presenciado el alcalde de Aramayona, su
secretario, el alguacil, cuatro guardias civiles y un celador de policía en
concepto de secretario, La persona encerrada en el ruinoso edificio expresado
es la hija de Martín Leiva, llamada Paula, dueño de él y habitante en otra casa
propia, situada como a doscientos pasos de allí; y para acercarse a la
habitación fue necesario que uno de la familia quitase el perro que allí estaba
atado. La Paula no se podía mover del suelo, por estar paralítica o impedida, y
fue preciso conducirla en parihuelas al hospital de Ibarra, cabeza del valle.
Reconocida primeramente por el doctor don José Lavería Basañez, médico titular,
dice que constituido a las cuatro y media de la tarde del 26 de marzo último en
el cuarto o muladar en que estaba la joven Paula Leiva, vio allí a ésta
cubierta solamente con un lienzo burdo, negro por efecto de la porquería,
despidiendo un olor insoportable; la halló deteriorada, macilenta, llena de inmundicia,
tendida en el suelo sobre el costado izquierdo, recogidas las rodillas hacia el
vientre, no pudiéndose extender por estar paralíticas sus articulaciones, lo
mismo que las de los brazos. Tenía las manos llenas de excrementos y tierra
como petrificado; parte de la cara cubierta con el cabello que formaba un
pelotón envuelto en porquería. Que la expresión de su fisonomía indica más
sufrimiento que sorpresa; que manifiesta en sus respuestas alguna perturbación
mental, cuyo grado no puede fijar por ahora; que el aspecto deplorable que
presenta en lo físico y moral es señal evidente de las causas destructoras e
inhumanas que han obrado: deduciendo de sus primeras observaciones el precitado
doctor;
1º
Que el estado de la enferma Paula Leiva es el más lastimoso, si bien podrán
dulcificarle los auxilios del arte.
2º
Que no hay perversión completa de ideas y por de pronto, y sin perjuicio de las
observaciones ulteriores, la califica de monómana.
3º
Que el deterioro de su estado físico puede ser dependiente de su estado moral,
y provenir además de las causas deprimentes que han obrado por mucho tiempo,
según lo manifiesta su complexión, sus extremidades anquilosadas, sus edemas y
su cabello.
En
su declaración dice el mismo doctor Lavería que, si bien no puede precisarse el
tiempo en que ha podido llegar la enferma al estado lastimoso en que se
encuentra; el de la inmundicia del cabello y lienzo habían llegado al máximun
de suciedad, en el que hubiesen permanecido durante años sin aumentarse.
Reconocida la paciente por el mismo doctor Lavería y don Carlos Guerra, médico
también, declararon que han observado en la Paula una enajenación mental en
estado de manía, con tendencia marcada de idiotismo, siéndoles muy difícil
calcular el principio de ella, desconociendo las causas que la produjeran, pues
no encuentran síntoma alguno de lesión orgánica; que en su parte física han
observado una contracción fuerte de músculos y ligamentos ciático,
popliteos y femoral-tibiales, lo que obliga
a la paciente a tener los muslos elevados y las rodillas a la parte anterior y
las piernas a la posterior, hallándose imposibilitada, no solamente de andar
sino hasta de ponerse en pie; que igual lesión, aunque en menor grado,
encuentran en los hombros; que estas lesiones han sido producidas por haber
estado la Paula largo tiempo en la misma posición, fundando esta opinión en que
se ha corregido considerablemente la lesión de los hombros en los pocos días
que se halla al cuidado de los facultativos; que no pueden determinar el tiempo
que haya podido estar encerrada, pero que se necesita permanecer meses cuando
menos en una posición para que se produzcan las contracciones referidas de
músculos y ligamentos; que en cuanto al pelo y ropas indican abandono de la
enferma, y que en dos o tres meses, cuando menos, no se verán conformadas
éstas”
Sartu gara bete-betean krimenaren gunean eta
ezagutzen ditugu, beraz, nondik norakoak. Diodan, gaia beste nolabaiteko
informazioaz apaintzeko, Martin Leiba Lizarralde, goian komentatu dudan bezala,
“Pedro Martin Adrian, Leyba y Arejola, Lizarralde” bezala agertzen dela Paularen aita bere jaiotza agirian, 1777an, eta
1862an hiltzean Pedro Arejola Leiba dela. Dima (Bizkaiko) Manuela Bernaola
Etxebarriarekin (1793) ezkondu zen 1814an eta Arejolako baserrira aldatu
ziren bizitzera. Paula alaba – Juana
Paula- 1815eko maiatzaren 23an jaio zen
bertan. Eta beste sei seme-alabak jarraitu
zuten: Juan Martin (1817) Jose Migel
(1819) Simón (1822) Domingo Manuel (1824) Petronila (1827) eta Engrazia (1831).
Autoetako egunetan lau bizi ziren gurasoekin, lauak ezkonge. Dirudunak ziren eta senarrari “Dontxo”
gaitzizenarekin ezagutzen zitzaion. Jarrai dezagun, dena den, auzitegiko
fiskalaren txostenarekin:
“Resulta,
pues, probado plenísimamente, ya por la declaración pericial de los dos
facultativos, ya por las de las muchísimas personas que asistieron a la
extracción de la paciente.
1º
Que el 26 de marzo de 1851 se encontró a Paula Leiva, soltera, de treinta y
tres años (36 zituen) hija legítima de
Martín Leiva y Lizarralde, y María Manuela de Bernaola, natural de la ante
iglesia de Arejola valle de Aramayona, encerrada en un cuarto bajo de un
caserío desmantelado, inhabitado y ruinoso, vigilada por un enorme perro
mastín, atado a la puerta.
2º
Que en este cuarto no entraba la luz, estando cerrada y clavada su única
ventana; que no había paja, colchón, jergón ni otra materia alguna que pudiera
servir de cama a la encerrada.
3º
Que ésta no tenía ropa interior alguna, pudiéndose cubrir solamente con una
sábana ordinaria y una capa vieja, que se encontraron en estado de saturación
completa de suciedad.
4º
Que la Paula estaba ya demente en 26 de marzo último, y en estado de parálisis
o incapacidad física de los brazos y piernas que tiene encogidas.
Puesta la Paula al cuidado facultativo
del ilustrado y brillante doctor Lavería y del cirujano don Tomás Orve, se va
consiguiendo notable mejoría, especialmente en su parte física, según se
justifica por sus partes periódicos y también por las declaraciones de las dos
enfermeras María Unzueta y Micaela de Gárate, pues la Paula está tranquila y
dócil, si bien se resiste a tomar alimento, sin que lo pruebe antes la que se lo da; no está furiosa ni
manifiesta tendencias a romper o destruir nada, contestando acorde a algunas
preguntas.
|
Jauregikoa edo Dontxona, Arexola Leiba sendiaren egoitza |
Un encierro tan atroz y horroroso
por las circunstancias que concurren, y por los funestos resultados que ha
producido, está clamando pronta y severa justicia sobre sus autores, que lo son
los propios padres de la víctima Martín Leiva y Lizarralde (a) Doncho, de
setenta y cuatro años de edad, y María Manuela Bernaola y Echevarria de
cincuenta y cuatro, natural de Santa Águeda, y aquél de Arejola, ricos
propietarios, ganaderos, labradores vecinos de esta ante iglesia; y también sobre
sus cómplices Petra, Manuel Domingo, Juan Martín y José Miguel, hermanos de la
Paula. Ellos son los que con ferocidad inaudita han causado a agravado la
demencia y originado las lesiones de la desventurada Paula; lo primero,
contrariando sus proyectos y deseos de matrimonio en 1844, exacerbándola y
castigándola y encerrándola por fin; y lo segundo, dejándola en el más
espantoso abandono, impidiendo que nadie la viera, que ninguno la aliviase, privándola de la cama, del vestido,
del aseo, del aire y hasta de la luz, creyendo los crueles que aun el poco pan
y agua que le daban diariamente era un sacrificio que debía agradecerles,
siendo así que solo servía para sostener la vida de la Paula, y prolongar
indefinidamente sus padecimientos y martirio.
Dominado el viejo Leiva por la
más sórdida avaricia, como es público y notorio en el valle de Aramayona, se
comprende muy bien que haya resistido la colocación de sus hijos para evitar
desembolso alguno: así es que se ve en prueba de ello que, como Paula,
permanecen también solteros los otros cuatro hijos.
No han podido averiguarse con
precisión las proposiciones de boda que antes de su encierro tuviera la Paula,
si bien algunos testigos hacen indicaciones sobre este particular. Pedro
Arejola, alcalde pedáneo de esta ante iglesia declara que de público se decía
que Paula quiso casarse y se lo manifestó a au padre; ha oído que la
maltrataban bastante en casa; que no manifestaba síntomas de locura antes de su
encierro; que cantaba y saludaba a los transeúntes desde la ventana, por lo que
sin duda la cerraron; y que la familia de Leiva no quería hablar sobre este
asunto”
Goian aipatu dudan Frantzisko
Navarro Villosladak “Amaya” bere liburuan honako zehazkizun hauek ere ematen
zituen:
“Llevaba tantos días, tantos
meses quizá en aquella situación, que su magnífica cabellera negra y tendida se
había incrustado en el suelo, y fue necesario cortársela para que levantara la
cabeza. A fin de conservar el cabello así cortado, como cuerpo del delito, fue
preciso proceder como cuando se quiere arrancar un árbol con todas sus raíces.
Pues a pesar de aquella operación y del completo cambio de vida, la pobre loca
seguía cantando”
Eta Navarro Villosladak datu harrigarri bat ematen du jarraian, epaiketan
azaltzen ez dena: “(Paula) Había sido
esmeradamente educada en el famoso convento de la Enseñanza de Vergara” Ez dakit nondik ateratzen duen “Amaya”ren
egileak xehetasun hori, berez garrantzitsua izango zena. Baina ez dut uste
inbentatuko zuenik. Aurrera joz, honatx berriro fiskalak zioena:
“María Arejola, amiga antigua de
Paula, declara que según la voz pública la causa de la locura de esta es no
haber consentido sus padres se casase con un sujeto. Don José Miguel Lasaga,
cura de Arejola. Declara que hará cosa de nueve años estaba Paula enamorada de
don Domingo Ferrán, vecino de Ibarra, y que un día de la fiesta de este pueblo
quedóse a dormir en su casa, lo que puso en noticia de su padre el declarante,
y supo que la había castigado; que después se le presentó Paula ofuscada y
exaltada pidiéndole hiciera que Ferrán tuviese una entrevista con ella, para
llevar atrás o adelante el matrimonio, en lo que no quiso tomar parte el
declarante, y procuró despedirle de esas ideas; ha oído que cuando se ha
escapado la han dado algún golpe y que el padre repugnaba el trato con su hija
Paula.
Manuela Urive, que ha servido en
el caserío de Leiva, dice que Paula reñía con su madre algunas veces y oyó
fuera de casa que tuvo proposición de casarse. Juan José Muñoa, criado que
sirvió dos meses en casa de Leiva declaró que supo que Paula se había puesto
loca porque no la dejaron casar con un rico. De todas las declaraciones que se
acaban de referir se deduce claramente que Paula tuvo proyecto de matrimonio,
que fueron rechazados por su padre que la castigó y contrarió, lo que excitando
naturalmente su irritabilidad y exaltación la hizo que se escapase de casa con
dirección a Bilbao, según declara su amiga María, cuya compañía solicitó; pero
habiéndola perseguido su padre y uno de sus hermanos, la hicieron volver y la
pegaron.
El mismo don Domingo Ferrán, si
bien niega haber tenido relaciones con la Paula, confiesa que se hablaba de
ello, que durmió en su casa una noche de 1841, y oyó que su padre la había
castigado. Esta contrariedad y estos castigos que se justifican en lo posible,
y más tratándose de una casa aislada y sin las relaciones de amistad que median
entre los demás vecinos del país, produjeron en Paula la irritación sanguínea o
plétora de que habla el médico don Julián Delgado, que la visitó en abril de
1842; y la prescribió dos sangrías y polvos de valeriana para aliviar a Paula
de los dolores de cabeza que sentía; pero al quinto día le despidió su madre
prematuramente, pagándole las cinco visitas; y entonces la encargó que la
diesen a su tiempo baños de mar. También despidió su madre al cirujano don
Tomás Orve que hizo las dos sangrías y desde aquel tiempo ni éste ni el médico
la volvieron a ver.
En esta sazón no se hallaba loca
la Paula, según declaración del médico Delgado, y cirujano Orve, desmintiendo a
sus padres; y según el primero, aunque pudiera sospecharse por sus
conversaciones predilectas que padecía monomanía amatoria sin objeto fijo, ni
aun de tal podía calificarse, siendo falso lo contrario que dice la madre.
Consta por lo que declaran Eulalia Unzueta, que hará ocho años estuvo Paula en
casa de la primera, en Mondragón, seis meses, hasta que llegó su hermano Martín
a que tomase baños de mar, añadiendo éste que estaba efatuada. Desde este tiempo, que debe ser hacia fines de
1842, nadie da razón de la Paula; desde entonces data, sin duda, su encierro,
llevando al mayor extremo de crueldad y barbarie que imaginarse puede, habiendo
producido un idiotismo casi completo de la infeliz encerrada, y la incapacidad
o parálisis de los brazos y piernas: encierro que jamás podría justificarse
atendida la docilidad e indefensión de la Paula; pues solo una vez en ocho años
aparece que se haya puesto furiosa contra la criada Manuela Orive, como su
hermano Manuel lo confiesa, lo mismo que su amiga María y las enfermeras. Pero
aun supuesto y no concedido que la Paula estuviese loca cuando la encerraron,
siempre quedarían responsables padres y hermanos de las consecuencias
producidas por la falta de aseo, de abrigo, de aire y de luz que ha
experimentado esta infeliz víctima de su saña y encarnizado odio”
Domingo Ferran aipatuari buruz ez dakigu gauza handirik baina dakigunak
eramaten gaitu pentsatzera ez zela legendak eman dion giza-eite apaleko –
pobrea seinalatzeraino heltzen da Diaz de Arkaiaren liburuan- pertsonaia. Hain
zuzen ere, Juan Domingo Meliton Ferrand Zabala 1796an jaio zen Aramaion eta
Zalgoko elizan bataiatu zuten. Beraz, hemeretzi urte gehiago zituen Paulak
baino. Datu bat: 1856ko abenduaren 17an Aramaioko alkatetzarako zerrendak egin
zirenean Juan Domingo dugu herriko zergapekorik handiena, eta 1857rako izendatu
zuten Aramaioko alkate ordea. Bestalde,
aurreko aitorpenetatik ondoriozta daitekeenez, ez dirudi Arexolako apaizaren
jokaera oso kristaua izan zenik. Goazen, ordea, aurrera, epaiketako fiskalaren
eskabidea zein izan zen ikusteko:
|
Juan Domingo Ferranen lehen sinadura, alkate orde bezala |
“Con efecto, el mismo cura de
Arejola, pariente de los Leiva, declara que el padre repugnaba el trato con su
hija. El pedáneo de Aréjola dice que la familia no quería hablar de la locura
de su hija. La amiga María dice que los de la familia no entraban en la
habitación de la loca. El criado Muñoa, que servía en la casa en agosto de
1850, declara que la daban de comer por un ventanuco, que no limpiaban la
habitación, no le permitieron verla y oyó que solo tenía una capa vieja. El
doctor Lavería declara que hace seis años fue a visitar a la mujer de Leiva,
enferma, y solicitó con empeño ver a la hija; que en mayo último en que fue a
asistir a una hija de Leiva volvió a insistir en querer visitar a la loca y se
incomodó su hermana de la pretensión.
En vano se buscará la verdad en
las declaraciones de Leiva, su mujer y sus cuatro hijos; halláranse solo
falsedades, contradicciones y aseveraciones que irritan a quien las leen. El
padre dice que está loca la Paula hace cinco años y la encerraron hace seis
meses, que acometió a las gentes. La madre, que hace ocho años está loca y la
encerraron porque se quería escapar; que hasta hace doce meses tuvo un colchón;
la hermana, que hace seis o siete años está loca, no obedecía a sus padres, se
peinaba sola y que hace un año arrojó los peines, y que hace un mes o dos que
le pusieron dos colchones. Otro hermano, que hace siete u ocho años está loca
la Paula, la encerraron hace seis porque acometió a la criada y no sabe tuviera
avesión a sus padres. Otro hermano, que la daban de comer por el ventanillo y
que hablaba con su hermana. Otro hermano, que cada ocho días él y su hermano
limpiaban la habitación y la peinaban, y que hace dos meses mudaron la cama y
hace quince días la llevó sábana y capote. Y su madre ha tenido el cinismo de
decir que no enviaron a su hija a un establecimiento de locos porque decían que
los trataban mal. Mas dejemos a estos seres indignos del título de padres y
hermanos de la Paula Leiva, y acreedores solamente al de verdugos suyos.
Tan plenísimamente como aparece
justificado el cuerpo del delito, o sea el encierro innecesario, inhumano y
crueles tratamiento de obra y lesiones morales y físicas causadas en la persona
de Paula Leiva, lo están así bien quienes sean sus autores y cómplices, no
solamente por lo que arrojan las diligencias de inspección del lugar, de la
salvación de la Paula y demás referidas arriba, sino también de la propia
confesión de los mismos reos padres y hermanos de la víctima, que lo son Martín
Leiva y Lizarralde, María Manuela Bernaola y Echevarría, como autores
principales que han ordenado el encierro y malos tratamientos de la Paula, y de
los cómplices sus hijos Juan Martín, Domingo Manuel, Petra y José Miguel Leiva
y Bernaola, a los cuales puede acusarse del delito previsto y penado en el
artículo 405 y 406 (número 3º) por haber encerrado ilegalmente y causado
lesiones graves a la persona encerrada o detenida, o igualmente del que lo está
en el 343, por maltratar de obra a otro, resultante como resultan lesiones graves,
correspondiendo, si se les juzga por el primer delito la pena de reclusión
temporal, y si por el segundo, en lo cual se fija el ministerio fiscal, la de
prisión mayor por haber quedado la ofendida demente ( a lo menos en mayor grado
que el que se encontraba) e impedida de los brazos y piernas, de cuyo delito
les acusa en debida forma, y en atención a que concurren las circunstancias
agravantes 1ª y 5ª del artículo 40, por ser parientes y haber aumentado
deliberadamente el mal, pide que a los padres Martín y María Manuela se les
imponga la pena de prisión mayor en su grado máximo, en cinco años, con las
accesorias a todos de suspensión de todo cargo y derecho político durante la
condena, imponiéndoseles mancomunadamente a los seis el pago de todas las costas
y gastos del juicio cuyo fallo se consulte con el tribunal de Burgos. El
juzgado, sin embargo, sabrá determinar lo que mejor procediera en justicia.
Otrosí. El representante fiscal dice que, al
ratificarse los testigos en el término de prueba, se reserva hacer las preguntas
convenientes. Otrosí, dice que si en el término de un año no fuese curada la
Paula Leiva por los facultativos que la asisten o la asistieren conviene que el
juzgado, bajo de suya tutela se halla, disponga se la traslade al mejor hospital
de dementes de España, donde se la trate con la consideración que permita la
buena fortuna de sus padres, sobre la que se asignará la pensión
correspondiente, lo mismo que en el caso de que se cure, a no ser que ella
libre y espontáneamente manifestase deseos de volver a casa.
Otrosí: el promotor dice que podrá
convenir mucho que en el término de prueba se celebre una entrevista de Martín
Leiva y su mujer con su hija Paula, con el objeto de ver si los reconoce,
consignándose lo que resulte en la diligencia que se extienda. El Juzgado.
Vitoria, 27 de abril de 1854. José de Arana”
Honaino “La España” egunkariak publikatu zuena.
Irakurketatik atera ahal izan dugunez, Paularen zoritxarra ezaguna zen
Aramaion. Medikuek bazekiten Jauregi Txiki baserrian emakume hura entzerratuta
zeukatela. Apaizak berak ere gauza berdina. Lagunak, morroiak, auzokoak … Juan Domingo Ferran bera ere; denak jakin
gainean zeuden. Zer dela eta horrenbeste madarikazio erori zen Paularen gainera? Gaurko kronika honek ez du ezelako moralkeria
atera nahi baina justiziakoa iruditzen zait bortizkeria guztien kontrako ahotsa
altxatzea, krudelkeria eta hipokresiaren aurka.
Epaia amaitu zen eta, ikusi dugunez, fiskalak
kartzela eskatu zuen gurasoentzat. Nola amaitu zen auzia? Beste iturri hobeagorik
ezean, Jesus Mari Elejalderen “Ayer y hoy del Valle de Aramaiona” liburura jo dut eta
bertan irakurtzen dugu:
“El
Juzgado de primera instancia de Vitoria ha pronunciado ya su sentencia en este
ruidoso proceso, condenando a Martín a cuatro años de presidio menor, y a su
mujer e hijos a dieciocho meses de presidio correccional”
Epaiketaren osteko gertaeren soka
Pedro Martin ugazaba boteretsuak bere
askatasuna diruz erosi bide zuen eta hamarkadatan Aramaion komentatu zen “anega
erdi urre” ordaindu behar izan zuela. Kondenatutako guztiak Arexolara
itzuli ziren, aske. Manuela ama 1858an hil zen. Jose Migel semea apaiz egin
zen. Pedro Martin, berriz, 1862an zendu zen. Eta Juan Martin semea, maiorazkoa,
amaren jatorri bereko Tomasa Jacoba Bernaola Olabarria lehengusin dimatarrarekin ezkondu zen 1886an,
69 urterekin. Ia-ia berrogeita hamar
urteko diferentzia ateratzen zion emazteari. Hala ere, bikoteak hiru seme-alaba
izan zituen, nagusiena Juan Martin, 1888an jaioa, Arrasatera bizitzera aldatu zena.
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Arexola: ikuspegi orokorra |
Eta azken hori, Juan Martin Arexola-Leiba Bernaola, udal karguetan aritu zen,
herriko alkate izateraino helduz, 1916-1917 urteetan. Arrasaten hil zen, ezkonge,
1923ko otsailaren lehenean. Berari buruz esan zuen Gasteizko prentsak
biharamunean: “Perteneció el finado a familia de noble abolengo del valle de
Aramayona” Hitz bat ere Pedro Martinen biloba zela esateko. Juan Martinen
oinordekoek – Dimara ezkondutako Aurelia arrebaren seme alabek- iragarki bat
jarri zuten egunkarietan, 1923ko apirilean:
“Se venden. En Mondragón: la
casa nº 9 de la calle del Medio; la casa nº 18 de la calle del Medio; la
casa nº 6 de la calle Iturrioz; Casería
“Zarugalde” en la calle de San Agustín nº 9.
En Aramayona:
Casería llamada “Bengochiqui” en Arriola; casería llamada “Laballa” en Arriola;
casería llamada “Jaureguicoa” en Arriola; casería llamada “Jauregui-Chiqui” en
Arriola; casería llamada “Cantalcua” en Arriola; monte en el término
“Gachecoarrua” en Albina”
Hauxe izan da, labur bilduz, Paula Leiba (Arexola-Leiba)
gizaraxoaren istorioa. Denboraren distantzia arren, inor hotz uzten ez duena.
Argazkiak: JMVM, "Inventario de Arquitectura Rural Alavesa. I. Valle de Aramayona" liburua